Docuserie

¿Hay que ver 'La Línea: la sombra del narco'?

  • La miniserie de Netflix sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar capta la realidad de las fuerzas de seguridad y cuenta verdades que nos pueden escocer

Imagen promocional de la miniserie 'La Línea: la sombra del narco'

Imagen promocional de la miniserie 'La Línea: la sombra del narco' / Netflix

Más que líneas, el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar es una carambola de vértices, un cúmulo de fronteras y espíritus fronterizos forjado durante siglos y que ha devenido en el paisaje más decadente con el fortalecimiento de las bandas de delincuentes germinadas en un sustrato social quebradizo y vulnerable.

La Línea: la sombra del narco es una miniserie documental que puede verse como un reportaje amplio de dos horas en Netflix y que puede asombrar más allá de nuestras fronteras (desde esta semana es, para bien y para mal, una ventana al Campo de Gibraltar en todo el mundo, se puede ver en 190 países). Aborda de manera abundante, a retazos al límite de la ficción y el sensacionalismo, la realidad del narcotráfico donde Europa comienza y África se estira.

Tráiler de 'La Línea: la sombra del narco'

“El hachís no va a entrar por Polonia”, es un razonamiento del alcalde linense, Juan Franco, uno de los protagonistas de esta serie documental que seguro que inspirará ficciones en la misma plataforma donde nació Narcos.

En algún momento se compara con Medellín y con Pablo Escobar, una inevitable tentación, aunque la serie también presenta que se estaría a tiempo de ahogar esta violenta criatura rampante de las bandas enfrentadas. Una espiral que puede envenenarse aún más. No podemos convertir el delito en algon natural. Enfrente, como héroes cansados a los que se les da voz y rostro, unas fuerzas de seguridad (Policía Nacional y Guardia Civil) necesitada de más recursos, maniatada en ocasiones por una legislación fláccida, unos jueces con dudas y unos abogados que culebrean sobre un legalismo vergonzante.

De un sistema ablandado (más que blando) se yerguen los chiringuitos andantes y motorizados que mueven millones e intereses, dispuestos a llevarse por delante el más mínimo obstáculo.

La miniserie de Netflix, una sugerencia para seguir del tirón en este fin de semana, dista mucho de ser un catálogo turístico pero cuenta verdades, algunas de ellas muy incómodas y comprensibles de polémica, pero no es una producción que juegue en contra del lugar que ha acogido a un equipo que ha grabado bastante y muy de cerca a las fuerzas de seguridad. Pegados a ellos y captando escenas que se confunden con una historia de ficción.

La producción de Mediaset y Cuerdos de Atar, dirigida por Pepe Mora, alarga el trabajo de otras docuseries que siguen a las patrullas policiales y fotografía lo que en El Niño es película e impostada idealización, aunque tenga planos de filtro de instagram. Los narcos no son románticos y tienen un aspecto más desdichado como el de algunos testimonios de quienes cayeron en sus garras.

La miniserie ensalza el trabajo de la policía y la honestidad de bastante gente frente a delicuentes,cómplices y encubridores.

Cuenta una parte oscura de la realidad de nuestra esquina, que conviene conocer aunque nos escueza. Y nos deja claro quiénes son los buenos de esta película por resolver.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios