Adiós a Chicuelo, decano de los matadores de toros sevillanos
Toros | Obituario
Torero de culto, su categoría y su ánimo no caminaban juntos y, tras un año de alternativa, cortaría para ir apareciendo guadianescamente
Ha fallecido Rafael Jiménez Chicuelo a los 86 años de edad, víctima de una cruel pero breve enfermedad y era en la actualidad el decano de los matadores de toros de Sevilla. Fue la gran esperanza del toreo según Sevilla en aquella década de los cincuenta.
Bebiendo de la fuente inagotable de su padre, el gran Manuel Jiménez Chicuelo, Rafael reunía toda la esencia del toreo de su progenitor, pero su indeciso carácter impidió que cuajase en la gran figura que prometía.
Hijo de Chicuelo y de Dora la Cordobesita, Rafael nacía en la Alameda el 7 de marzo de 1937 y desde niño compatibilizaba sus estudios en los Maristas con la participación en tentaderos de la mano de su padre.
La amistad de su padre con el Niño de la Palma hizo que la prole de éste fuese compañero de juegos de Rafael, siendo Pepe Ordóñez su pareja habitual en los tentaderos. Con él compartió cartel la tarde de su primer traje de luces en Cabra el 24 de junio de 1952 matando una novillada de Juan José Cruz.
Fue curtiéndose en plazas de pueblo y dos años después, el 23 de mayo de 1954, debutaba en la Maestranza con una novillada de Tassara en compañía de Antonio Vázquez y de Manuel Espinosa.
Tres años pasarían en su aprendizaje hasta su primer paseíllo en Las Ventas, lo que ocurrió el 30 de mayo de 1957 con una novillada de Eusebia Galache en compañía de Enrique Orive y Juan Jiménez El Trianero.
No podía demorarse más la alternativa y ésta fue de lujo por el escenario y por el cartel. Domingo de Resurrección de 1958 y con una corrida de toros de Carlos Núñez recibió el doctorado de manos de Antonio Ordóñez y con Manolo Vázquez de testigo. Un mes después, el 16 de mayo, confirmaba la alternativa con otro cartelazo, pues su padrino sería Antonio Bienvenida en presencia de Manolo Vázquez.
Paradas en su carrera y reapariciones
Torero de culto, su categoría artística no se correspondía con su ánimo, de ahí que cortase su carrera en 1959 para unas idas y venidas que se daban de forma guadianesca. Hizo varias reapariciones, anunciándose en 1964 en Sevilla con una corrida de Baltasar Ibán junto a Andrés Vázquez y Emilio Oliva.
Tras matar la corrida de Albaserrada el Domingo de Resurrección de 1968 en Sevilla y la del Conde de la Corte en San Isidro, cuando la confirmación de Miguel Márquez, se cortaba la coleta y se alejaba del mundo del toro.
Pero no sería su última vez, ya que en 1981, Curro Romero abogó ante Canorea para que entrase en la Feria y así fue en dos corridas. El 27 de abril mataba el encierro de Núñez junto a Romero y Josemari Manzanares y el 2 de mayo se anunciaba con la de Sayalero y Bandrés junto a Curro y Manili. Y esa fue la última corrida de Rafael Jiménez Chicuelo en el ruedo maestrante.
Nieto, hijo y padre de toreros, Rafael Jiménez rezumaba torería por sus cuatro costados y su irrupción en el toreo fue rodeada de un gran ambiente. Retirado definitivamente se dedicó en cuerpo y alma a instruir a sus hijos Manuel y Curro en el complicado arte de Cúchares y él veía pasar la vida derrochando bonhomía y clase. Descanse en paz el decano de los matadores de toros sevillanos.
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