segunda de la feria de san isidro de madrid Ganadería: Corrida de María Guiomar Cortés de Moura (procedencia Murube), de juego desigual. TOREROS: Andy Cartagena, pinchazo y rejón (silencio); rejón (dos orejas). Diego Ventura, dos pinchazos, rejón y descabello (silencio); pinchazo arriba y rejón (oreja con petición de la segunda y dos vueltas al ruedo y bronca al presidente). Manuel Manzanares, rejón (silencio); pinchazo y rejón (silencio). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Las Ventas. Domingo 7 de mayo de 2016. Tres cuartos de entrada.

La plaza de toros de Las Ventas fue un clamor en una faena de Diego Ventura, coreada con oles que se repetían en la gran paellera que conforman los tendidos del monumental coso madrileño, entre tanto el sevillano, a lomos de Sueño, hizo realidad el toreo a caballo soñado, el auténtico, ese en el que se pisan unos terrenos increíbles, parando, mandando y templando como recogen los cánones. Curiosamente, esta faena memorable y soberbia al quinto toro se saldó con un único trofeo, al entender el presidente que tras un pinchazo -arriba-, previo al rejonazo definitivo, el torero no merecía mayor premio. Paradójicamente, el benidormí Andy Cartagena fue premiado con dos orejas por una labor en la que prevaleció lo espectacular y accesorio y que le valió la salida a hombros. Manuel Manzanares, que cerraba plaza, no pasó de una actuación discreta con el peor lote.

Ventura paró bien al quinto astado, que embistió con buen tranco. Dejó un rejón de castigo enhebrado al partirse el mango. Luego, prendió otro rejón... Y llegó la faena cumbre, donde Sueño, con una flexibilidad increíble, lo mismo recortaba a milímetros de los cuernos del toro junto a tablas, que se metía en su terreno para que Ventura clavara al violín o provocaba al astado andando hacia atrás para luego tomar impulso y de frente, de punta a punta del ruedo, ir hacia el toro, dando el pecho, para que el sevillano clavara con acierto. Tres cortas al violín en el epílogo. Un pinchazo previo arriba al rejón de muerte debió ser la causa a la que se agarró el presidente para dejar el premio en un trofeo tras una faena extraordinaria; sin duda, una de las mejores que ha cuajado en su carrera Ventura.

Andy Cartagena fue premiado con las dos orejas por una faena en la que tras un rejón de castigo, realizó una faena a más, con algunos pasajes interesantes, como un par al quiebro. Pero abusó de lo accesorio. El alicantino apostó más por lo espectacular, con alardes de monta para la galería que fue lo más ovacionado, como una levantada. Tras banderillas al violín y cortas, un rejón certero, tras el que rodó de manera fulminante el toro, fue la rúbrica decisiva para cobrar las dos orejas.

El resto del espectáculo se desarrolló en un tono menor. Cartagena, en el que abrió plaza, prendió dos rejones de castigo en una labor en la que no estuvo fino en banderillas y le tropezó en exceso el bravo y noble toro y en la que lo más brillante sucedió en el toreo a dos pistas montando a Sol y Sombra. Aquí, precisó de pinchazo antes del rejón definitivo.

Ventura, ante su primero, el segundo de la tarde, realizó una faena interesante a un ejemplar bueno, bravo y noble. Lo mejor aconteció a lomos de Nazarí, que llevó prendido a centímetros al toro y brilló en un par al quiebro en el platillo. El personal se quedó frío ante el desacierto con los aceros.

Manuel Manzanares, quien contó con el peor lote, se entregó ante el manso segundo, logrando sus mejores pasajes con Príncipe, como sucedió en una banderilla al quiebro, en una labor desigual.

Ante el deslucido sexto, a Manzanares le faltó nuevamente mayor seguridad en una labor desigual.

Sin duda, aunque en las reseñas quede reflejada esa Puerta Grande de Andy Cartagena, el toreo más auténtico y puro que se vivió ayer en Las Ventas corrió a cargo de un Diego Ventura, quien estuvo pletórico.