Toros

Despliegue dominador de Juli

  • El madrileño consigue el único trofeo de la tarde en un espectáculo con competencia de la terna en el que Morante y Perera se marchan de vacío Desigual corrida de Victoriano del Río

plaza de toros de la real maestranza de sevilla Ganadería: Corrida de Victoriano del Río-Toros de Cortés, en conjunto bien presentada y de juego desigual. TOREROS: José Antonio 'Morante de la Puebla', de tórtola y oro. Pinchazo hondo y cuatro descabellos (silencio). Tres pinchazos, estocada y un descabello (palmas tras dos avisos). Julián López 'El Juli', de burdeos y oro. Entera desprendida (oreja). Pinchazo hondo y seis descabellos (saludos tras ovación con aviso). Miguel Ángel Perera, de verde y oro. Pinchazo, casi entera y cuatro descabellos (saludos tras ovación con aviso). Estocada (saludos tras ovación). INCIDENCIAS: Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Viernes 8 de abril de 2016. Lleno de 'No hay billetes' en tarde soleada. En cuadrillas destacaron el picador Aurelio Cruz; en la brega José María Soler y Javier Ambel y en banderillas Curro Javier.

Primera corrida de la Feria de Abril en la que se palpitaba una gran expectación y en la que retornaba Morante tras el Domingo de Resurrección y se unía a otros dos de los diestros del extinto G-5 que volvían tras su litigio con la empresa Pagés. El espectáculo, interesante y con momentos en los que rayó a gran altura, tuvo como protagonista y triunfador a Julián López El Juli, con un despliegue importante como torero dominador ante su lote, siendo premiado con un trofeo en su primer toro y perdiendo premio en el otro, debido a su desacierto con el verduguillo. Miguel Ángel Perera, muy entregado, y Morante, con destellos y muy bien en su papel de director de lidia, se marcharon de vacío tras despachar un encierro, en conjunto bien presentado y de juego desigual de Victoriano del Río-Toros de Cortés.

El Juli, enrazado, dictó lección de poderío ante el negro burraco que saltó en segundo lugar, un ejemplar que cumplió en varas. Tras una brega acertada de José María Soler, el madrileño, sin vacilaciones y con quietud, se impuso por ambos pitones bajando siempre la mano y cosechando palmas gracias a la ligazón. La faena mantuvo la misma intensidad y cerró con unas luquecinas con las zapatillas atornilladas. Entró con decisión y mató de entera desprendida para ganar el único trofeo de la tarde.

El Juli volvió a prender la mecha de la competencia ante el quinto, al que recibió con una larga cambiada de rodillas frente a toriles. El toro se desfondó bastante en un primer tercio en el que se enceló una eternidad en el caballo, al que llevó empujando incluso hasta los medios. Morante llegó a sacarlo, coleando, en los puyazos que recibió el astado y también hizo sendos quites al riesgo a dos banderilleros. El de San Blas comenzó por alto. Y, como siempre, sin contemplaciones, bajó la mano en la primera tanda con la derecha. Así una y otra vez, con muletazos ceñidos y coreados. En la última serie reunió circulares invertidos y un pase mirando al tendido. En el epílogo, muletazos genuflexos. El personal ya cantaba y contaba con otro premio, con el moquero preparado para la petición de oreja. El Juli, tras un pinchazo hondo, acabó precisando de media docena de descabellos, quedando el balance en una fortísima ovación.

Morante se lució a la verónica tanto en el saludo como en un quite al que abrió plaza, un negro burraco al que picó bien Aurelio Cruz y que embistió con nobleza. El Juli contestó con un quite por chicuelinas. El de La Puebla, fuera de cacho, no pasó de una labor intrascendente en la muleta.

Con el mansote y distraído cuarto, Morante puso toda la carne en el asador hasta el punto de pasarse de faena, como el pasado Domingo de Resurrección, y de que le echaran el toro al corral, como en aquella tarde sucedió. Tras un comienzo por alto y un entonado trasteo con la diestra, pasó a robar buenos naturales jugando con las querencias junto a tablas, que buscó el mansote y distraído astado. Erró con la espada.

Miguel Ángel Perera, con el peor lote, se mostró solvente y variado con el capote ante su lote -verónicas, chicuelinas, tafalleras, gaoneras, largas...-. El tercero derribó al picador, Ignacio Rodríguez, que quedó peligrosamente al descubierto. El toro, manejable, se rajó de inmediato, tras una buena brega de Javier Ambel y un arriesgadísimo par de Curro Javier, al que le hizo un quite salvador el propio Perera. El diestro pacense, tras un gran comienzo con la diestra, lidió junto a tablas al manso, dibujando muletazos estimables por ambos pitones. Pero no acertó en la suerte suprema.

Ya en plena noche, el castaño y altote sexto, sin recorrido y con la cara alta se lo puso difícil. Perera lo recibió con una larga cambiada de rodillas y, con corazón, se la jugó una y otra vez, logrando naturales despaciosos y pisando terrenos muy comprometidos en cercanías.

Interesante festejo, gracias a la competencia entre la terna, que no alcanzó su cénit, en parte, por el juego de los toros.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios