Emotivo recuerdo a Limeño en la Maestranza

El patio de cuadrillas y la zona aledaña a la Puerta Principal de la Maestranza se quedaron pequeños para las decenas de personas que asistieron a la misa funeral en memoria del maestro José Martínez Pepe Limeño.

Su familia, amigos, aficionados, más de una veintena de toreros de varias épocas, ganaderos, así como otros profesionales, se dieron cita en la plaza de toros de Sevilla, donde el diestro sanluqueño consiguió los mayores éxitos de su carrera en un acto religioso que ofició el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp.

La Real Maestranza de Caballería de Sevilla y la empresa Pagés estuvieron representadas, con asistencia de varios de sus miembros, por el teniente de hermano mayor de la corporación, Javier Benjumea, y el empresario Ramón Valencia, respectivamente.

Dentro del gran número de compañeros de Limeño se encontraban Curro Romero -testigo de su alternativa en Sevilla el 29 de junio de 1960-, José Rodríguez El Pío, Antonio Martínez Finito de Triana, Antonio Ruiz Espartaco padre, José Luis Parada, Francisco Núñez Currillo, Julio Vega Marismeño, Manolo Cortés, Diego Robles, Curro Durán, Guillermo Gutiérrez El Ecijano, Manolo Luque, Rafael Sobrino, Eustaquio Sierra, Manuel Rodríguez El Mangui, Manuel Morales El Rabioso, Diego Ramón Jiménez, José Luis Moreno, Raúl Gracia El Tato, Eduardo Dávila Miura o Enrique Peña.

Entre los ganaderos, cuya relación fue muy intensa en su etapa de veedor y que procedían en su mayoría de tierras sevillanas y gaditanas, se encontraban los hermanos Eduardo y Antonio Miura, Álvaro Domecq Romero, José Moya, Borja Domecq, Ricardo Gallardo, Fernando y Juan Pedro Domeq López de Carrizosa, Marqués de Villarreal, Cebada Gago, Luis Algarra, José Luis Iniesta, Jaime Guardiola, Robert Margé, Fernando Sampedro o Manuel Vázquez Gago.

Asimismo, apoderados como Rafael Moreno y veedores como Manuel Rodríguez Manolón. Y otros profesionales ligados al mundo taurino como el doctor Ramón Vila o quien fuera veterinario y presidente en la Maestranza, Fernando Carrasco.

Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp destacó en su homilía la personalidad de Pepe Limeño, al que definió como "un hombre de bien", relatando una anécdota al final de su vida, cuando sin apenas fuerzas por el cáncer, visitó junto a los Costaleros para un Cristo Vivo a los presos del Centro Penitenciario Sevilla 2. Y todo ello, siempre en silencio. El sacerdorte también alabó su brillante carrera como torero, con cuatro Puertas del Príncipe y cualidades como su verticalidad, temple y técnica. Un maestro del toreo "al que la historia no ha hecho justicia" y a quien se recordó ayer de manera emotiva y cariñosa en la Real Maestranza de Sevilla.