El Juli indulta un gran toro de César Rincón en Cali

El diestro madrileño cierra su extraordinaria temporada con una gran faena en la plaza colombiana · El Cid da una vuelta al ruedo y el local Manrique es aplaudido.

El Juli, con dos orejas simbólicas del toro indultado.
El Juli, con dos orejas simbólicas del toro indultado.
Agencias / Cali (Colombia) / Agencias / Cali (Colombia)

02 de enero 2011 - 01:00

GANADERÍA: Seis toros de Las Ventas del Espíritu Santo, propiedad de César Rincón (con origen Marqués de Domecq, Torreón y Jandilla), de gran trapío y seriedad. El segundo, de nombre Balsero, número 625, cuatreño, de 500 kilos y de agresiva bravura, fue indultado, aunque al final amagara con irse. El resto dieron un juego diferente. TOREROS: Pepe Manrique, gran estocada (palmas). En el cuarto, estocada y descabello (silencio). Julián López 'El Juli', indultado (dos orejas simbólicas). En el quinto, estocada trasera (palmas). Manuel Jesús 'El Cid', que sustituía a José María Manzanares, estocada entera (palmas). En el sexto, estocada (oreja). Incidencias: Plaza de toros de Cañaveralejo de Cali. Tres cuartos de entrada, en tarde de sol, pero ventosa. En banderillas destacaron Santana, Suaza y Morales.

A Julián López El Juli le indultaron al segundo toro de la tarde, que propició una faena larga y vitoreada que le valió las orejas simbólicas y su salida por la puerta grande en la plaza de toros colombiana de Cali.

El toro del indulto fue bravo, agresivo, tuvo gran fijeza y calidad en la embestida si bien, hacia el final del exigente trasteo, amagó con irse a las tablas dos veces. El Juli lo toreó con implacable maestría. Series por ambos lados, de muletazos largos y mandones. Tras los naturales, la serie de la tarde: derecha en mano, suave trazo, hondura. El Juli imprimió nuevo ritmo al de Rincón que siguió al compás la muleta. El torero madrileño lo había cuajado y el público pedía el indulto. Hubo entonces una serie de tres redondos completos invertidos y dos más por la izquierda como colofón a tan soberbio trasteo. Vitoreado, paseó las orejas simbólicas tras el indulto de Enviado.

En el quinto, Julián López obligó al toro, renuente de inicio, con en la muleta que había gazapeado entre los dos puyazos que tomó. El Juli lo metió en la muleta y le dio varias series con la izquierda, que pudieron tener mas vibración de no haber mediado el viento. Todo ello entre la indiferencia del público, que no estuvo fino para catar el poderío del madrileño.

El colombiano Pepe Manrique se lució con el capote en sus dos ejemplares, manejando el percal con temple y firmeza. Su primero le propinó una tremenda voltereta tras una serie de buen trazo. El toro tomaba la muleta mejor por el izquierdo por donde intentó cuajarle varias series, desairadas por el viento, que no le permitió acoplarse. En su segundo, Manrique, torero sobrio, dio excesivos tiempos al toro y fue molestado nuevamente por Eolo, que soplaba y agitaba la muleta sin dar posibilidades al colombiano de imprimir un suave trazo a la flámula.

El sevillano Manuel Jesús El Cid, quien sustituía a José María Manzanares, tuvo en su primero un toro sin recorrido. El viento tampoco le permitió hacer las cosas con la suavidad requerida y porfió sin logros. En el último astado de la tarde, el diestro saltereño se entregó en una faena interesante en la que consiguió un trofeo, pese a las molestias del viento y las dificultades del toro.

El público salió decepcionado del festejo celebrado en el último día de 2010 en la plaza de toros de Cañaveralejo. En gran medida, fallaron los toros de la ganadería de Fuentelapeña, de los hermanos Luis Miguel y Juan Manuel Domínguez. bien presentados en su conjunto, aunque escasos de fuerza y descastados. Para colmo, el continuo viento afectó también al desarrollo de la corrida.

Luis Bolívar fue el único que consiguió un trofeo y salvó el espectáculo del naufragio, tras una faena interesante, bien rubricada por una perfecta estocada, de efecto inmediato. Además la presidencia y los aficionados supieron agradecer y valorar la enorme disposición del diestro toda la tarde.

El debutante Curro Díaz sufrió una seria voltereta cuando su primero le arrolló de salida, sin contemplaciones. A pesar de ello, el jiennense logró bordar artísticos muletazos a un astado escaso de fuerzas. Su segundo, que fue pitado en el arrastre, no le permitió ningún acoplo en la lidia, escasa de ligazón en medio de un vendaval.

Muy del corazón de los aficionados caleños es el joven Daniel Luque a quien muy poco le colaboraron sus dos oponentes, que se quedaron siempre cortos y escasos de motor. Corrida pues muy insulsa con la que se cerró 2010.

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