Toros

Oreja para Juan Del Álamo ante un gran toro de Joselito

  • Miguel Abellán e Iván Vicente, de vacío tras no rematar con los aceros en la Goyesca celebrada ayer en la plaza de Las Ventas

Un gran toro del hierro de El Tajo, propiedad de José Miguel Arroyo Joselito, le puso el triunfo en bandeja al salmantino Juan del Alamo, que acabó cortándole una oreja en la tradicional corrida goyesca del 2 de mayo celebrada ayer en Las Ventas.

Se lidiaronccuatro toros de La Reina y dos -primero y tercero- de El Tajo, bien presentados, nobles pero faltos de fondo y clase, a excepción del bravo y emocionante tercero, ovacionado en el arrastre.

Miguel Abellán: silencio; división al saludar tras aviso.

Iván Vicente: ovación; silencio).

Juan del Alamo: oreja tras aviso; ovación.

La plaza registró más de media entrada en tarde espléndida.

Regresaba Joselito a Las Ventas, a la plaza que tanto le veneró y de la que ha sido, es y será uno de sus predilectos. Y volvía para hacer su debut como ganadero en la primera plaza del mundo al cumplirse hoy 20 años de aquella histórica goyesca del 96 en la que salió encumbrado después de cortar seis orejas.

Y, aunque jamás se podrá comparar aquella tarde a cualquier otra, ayer Joselito volvió a dejar impronta en su Madrid, con una corrida en la que, a pesar de faltarla más fondo y clase, hubo un toro muy bravo, el tercero, Deseadito de nombre, que le puso el triunfo en bandeja a un Juan del Alamo, que solo cortaría una oreja.

Con una larga cambiada y ramillete de verónicas saludó Del Alamo a ese tercero de corrida, primero de su lote, un toro con boyantía de salida, cumplidor en varas y encastado, con buen tranco y calidad para la pañosa de un Del Alamo comprometido desde el primer muletazo.

Faena planteada en los medios, entregada y enfibrada del diestro salmantino, que corrió la mano con largura y por abajo, un tanto eléctrico, pero gustando al personal y creando un clima triunfal en la plaza, pese a que faltara ajuste y mayor profundidad en los muletazos, que brotaron por ambos pitones con idéntica intensidad, y con el toro sin parar de perseguir la tela con codicia, bravura y transmisión.

La estocada entró a la primera, aunque un punto trasera y tendida, lo que ralentizó la muerte del burel, algo que no fue óbice para que Del Alamo acabara paseando una oreja, aunque, todo hay que decirlo, el de El Tajo fue de dos.

El sexto fue un toro que se movió con cierta pujanza hasta que decidió rajarse. Del Alamo, que ligó muletazos por uno y otro pitón, se metió con el animal al hilo de las tablas, aguantando frenadas y exponiendo también en los circulares invertidos de fin de obra. Actitud y agallas del salmantino que finiquitar la tarde.

Abrió corrida un toro con nobleza, fijeza y prontitud, aunque justo de fuerzas y recorrido, lo que le hizo ir progresivamente a menos. Abellán, que dejó algún detalle con el percal, aunque anduvo con intermitencias en la muleta, sin acabar de encontrarse a gusto.

Abellán no acertó a tocarle las teclas al cuarto.Demasiado encimista, tratando de vender el arrimón como argumento de una faena en la que hubo voluntad, pero a la que le faltó mando.

El primero de Iván Vicente, también noble y de buen son, se quedó pronto sin gasolina. Hubo torería en la apertura de faena y dos tandas por el derecho también con prestancia. La estocada final, de manual.

El quinto fue bravo en los dos encuentros que mantuvo con el caballo, acudiendo de largo y peleando con fijeza en el peto, pero, en cambio, fue el que menos se prestó de los seis en el último tercio, sin clase y a menos. Ni la entrega ni la buena actitud de Vicente durante todo el trasteo pudieron obrar el milagro.

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