Sutiles apuntes de Curro Díaz

El jiennense consigue el único trofeo en el cierre de la Feria de San Miguel por un bello trasteo ante un noble, pero flojísimo animal · Firmeza de El Juli no coronada por la espada · Manzanares, sin opciones

Curro Díaz, relajado, en un expresivo y bello muletazo con la diestra al toro que abrió plaza, al que cortó una oreja.
Curro Díaz, relajado, en un expresivo y bello muletazo con la diestra al toro que abrió plaza, al que cortó una oreja.
Luis Nieto / Sevilla

26 de septiembre 2011 - 01:00

GANADERÍA: Se estoquearon cuatro toros de El Pilar; uno, el primero, de Moisés Fraile; y un sexto bis, de Salvador Domecq. Encierro en conjunto bien presentado, de dispares hechuras y peso. Todos fueron silenciados en sus respectivos arrastres, a excepción de cuarto y quinto, pitados. El mejor para el torero, el primero, noble, pero flojísimo. TOREROS: Curro Díaz, de rosa y oro. Estocada (oreja). En el cuarto, entera (saludos tras ovación). Julián López 'El Juli', de azul y oro. Espadazo en los bajos que escupe el toro, pinchazo caído y pinchazo hondo (saludos tras ovación y aviso). En el quinto, media muy tendida (silencio). José María Manzanares, de berenjena y oro. Estocada (silencio). En el sexto, estocada hasta las cintas (palmas de despedida). INCIDENCIAS: Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Domingo 25 de septiembre de 2011. Lleno. Tarde muy calurosa. En cuadrillas, destacó el picador Pedro Morales 'Chocolate' en el tercero; y los banderilleros Curro Javier, soberbio en la brega en el tercero y en banderillas en el sexto; y Juan José Trujillo, excepcional con los palos en el que cerró plaza, acompañado por Luis Blázquez.

El público abarrotó la Maestranza. Llenazo para el cartel de lujo que cerraba la Feria de San Miguel. Los dos grandes triunfadores de la temporada -El Juli y Manzanares- eran atractivos suficientes para asistir a un espectáculo no alcanzó vuelo. Porque del encierro de la ganadería salmantina, con cinco toros de El Pilar y uno de Fraile, sólo sirvió para el lucimiento artístico -y a medias- el que abrió plaza, del segundo hierro citado. Éste toro, noble, pero flojísimo, le tocó a Curro Díaz, quien con sutileza, con una delicadeza superlativa, realizó una faena con bellos retazos de torería, que le sirvieron para cobrar el único trofeo del festejo.

Curro Díaz, quien desde la pasada Feria de Abril, tras ser cogido en la Maestranza, utiliza un aparato ortopédico para poder torear, brindó la faena al doctor Octavio Mulet, su ángel protector. El diestro estuvo francamente bien en función de las condiciones del animal, aceptablemente presentado, pero cogido con alfileres tanto en poder como en fuerza. El inicio de faena del jiennense fue de dulce, con pinturería y suavidad, abrochado con sendos pases de pecho de preciosa factura. En las afueras, el torero tuvo que desistir de bajar la mano al endeble astado, que resultó boyante en sus embestidas. En la tercera serie dibujó bellísimos derechazos, que el público ovacionó y la música acompañó. El toreo en redondo por ese pitón fue de categoría, tanto por su temple como por su expresividad. Pero el toro, aunque el torero no forzó la situación, no dio más de sí. Así, Díaz únicamente pudo extraer algunos naturales sueltos de calidad. De nuevo, el linarense destapó su tarrito con trincherillas y otros remates impregnados de torería. Mató de estocada y el público, muy entregado, solicitó el premio, que fue concedido.

Con el recortado, manso, blando, distraído e incierto cuarto, Curro Díaz cumplió en función de las cualidades del animal.

El Juli desplegó su potencial lidiador. Su primero, que derribó en varas, se metía por ambos pitones. El madrileño destacó en un quite a la verónica tras el primer puyazo. El trasteo, con firmeza, lo inició con unos doblones alargando la embestida del animal. En las afueras, obligó mucho al toro y entre lo más destacado firmó una tanda de derechazos de mano baja, con un cambio de mano final, de mucho aguante; así como otra en la que el toro se frenó y le hizo perseguir la muleta por su espalda con un escalofriante fallero. El público se identificó con la capacidad lidiadora del torero al que no pudo premiar. Porque El Juli, con la espada, no fue El Juli. Precisó de tres envites, los dos primeros a los bajos... Y todo quedó en una fuerte ovación.

Con el manso, reservón y sin entrega quinto, El Juli sin opción a lucimiento artístico, cumplió con un trasteo común.

José María Manzanares tampoco estuvo tocado por la Diosa Fortuna. El tercero, una mole de ¡608 kilos! Se quebrantó en el tercio de varas, en el que derribó por partida doble a Chocolate, quien picó bien y le echó agallas. El animal, con la sangre por las pezuñas, se derrumbó en en la muleta. El sexto, tras estrellarse en dos ocasiones en tablas, fue sustituido por un sobrero de Salvador Domecq, Despierto, despertó a la realidad a los posibles espectadores que aún soñaban con el éxito. A pesar de una brega portentosa a cargo de Curro Javier y de dos pares extraordinarios de Trujillo -el segundo, puso en pie al público e hizo sonar la música en su honor-, la labor de Manzanares fue una sucesión de coladas del peligrosos toro. Una estocada hasta las cintas del alicantino -segurísimo con la espada- supuso un final feliz para el arriesgado e incómodo trasteo.

Aunque la tarde no fuera triunfal, el público esperó hasta el final y ovacionó en pie a la terna. Fue momento de despedidas entre algunos abonados, que ya hablaban del próximo Domingo de Resurrección... Pero, ¡ojo!, que aquí no se echa todavía el cierre. Con el cartel todavía por cerrarse, queda la tradicional Corrida de la Cruz Roja el próximo 15 de octubre en este escenario inigualable: La Maestranza sevillana.

stats