Borja Jiménez: Sevilla, Madrid, Bilbao...

ESPECIAL MATADORES 2025 (I)

El diestro de Espartinas, segundo en el escalafón, ha concluido su segunda temporada en la primera fila triunfando a ley en los principales escenarios del toreo

Borja Jiménez: llegar y mantenerse

'Milhijas' y Borja Jiménez: un toro para una vida

Borja Jiménez y Victorino Martín, una simbiosis infalible.
Borja Jiménez y Victorino Martín, una simbiosis infalible. / EFE/Chema Moya

El zambombazo otoñal del 23 queda ya lejos. Borja Jiménez llegaba a la plaza de Las Ventas con el rótulo de torero revelación. Su indeclinable voluntad, la simbiosis profesional con Julián Guerra y la identificación con las embestidas de los toros de Victorino Martín -la ganadería de su vida- iban a lanzarlo al circuito de las ferias como una bocanada de aire fresco. Y si en 2024 llegaba la difícil consolidación tras la novedad, rubricada con la preciada Oreja de Oro de Radio Nacional, en 2025 tocaba defender el terreno ganado.

Hace un año y una semana abríamos estos especiales de matadores con el propio Borja. Llegar y mantenerse era el título de aquella página que trataba de rescatar los principales hitos de su campaña pero, sobre todo, trazar su hilo argumental. Madrid y Bilbao habían sido las grandes llaves de un año de enorme dureza en el que acabó sacando nota. De alguna manera, la historia ha vuelto a repetirse en una campaña marcada por el sol rutilante de Morante que ha eclipsado a todo un escalafón.

En 2025 había que seguir defendiendo el asiento en la mesa, ensanchar el espacio sin dejar de apretar el acelerador. La cosa no había comenzado con buen pie en Valencia, sufriendo la tremenda voltereta que iba a helar la sangre del mismísimo rey de España. Las lesiones, afortunadamente, no pasaron a mayores y Borja pudo volver a hacer el paseíllo diez días después en Almendralejo, el 29 de marzo, donde salió triunfante el mismo día de la vuelta demorada de Morante de la Puebla.

Borja Jiménez cortó dos orejas macizas en la pasada Feria de Abril.
Borja Jiménez cortó dos orejas macizas en la pasada Feria de Abril. / Juan Carlos Muñoz

Aún pasó por una plaza de primera, la de Zaragoza, dentro de un ramillete de citas de escasa trascendencia. Pero la agenda marcaba una fecha en rojo: la del 2 de mayo en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla. Le esperaba un encierro de Jandilla, encastrado en un cartel de escasísima química: la que no pueden aportar a estas alturas Castella y Manzanares. El declinante envío de Borja Domecq, que parecía condenado al despeñadero, escondía un sexto de premio que iba a tener suerte con su matador. Borja no había podido estar a gusto con el tercero pero echó la moneda al aire con ese gran sexto para dar la vuelta a la tarde y cuajar, delante de los suyos, su mejor faena en Sevilla. Las dos orejas marcaban la diferencia. Quedaba otro compromiso en la plaza de la Maestranza, con los toros de Santiago Domecq aunque la bola premiada, el gran Anárquico, iba a caer esta vez en manos de Perera.

El encuentro con 'Milhijas'

Después de dar una dimensión muy importante en Córdoba, la plaza de Madrid, piedra angular de su resurrección profesional, volvía a recortarse en el horizonte. La espada le iba a dejar en el umbral del triunfo con la gran corrida de Jandilla y en la Beneficencia, el 8 de junio y con una corrida de Juan Pedro Domecq, pasó entre silencios. Le esperaba una apuesta personal -el solo de seis victorinos para confirmar en Nimes- que no salió como se había planeado pero aún había una tercera cita con los madriles, de nuevo con sus grises y en la llamada corrida In Memoriam que realzaba el recuerdo de Victorino Martín Andrés. Una vez más se iba a producir el encuentro, la simbiosis, la reunión... Borja cuajó de cabo a rabo a Milhijas, un toro inolvidable de la gran divisa cacereña que hizo buena la reflexión de Victorino Martín García: los grandes ejemplares de su ganadería han sido siempre inseparables del mejor momento de los toreros que los toreraron...

Con ese triunfo contante y sonante -era su tercera puerta grande en Las Ventas- afrontó el verano taurino sin suerte en Plampona pero descorriendo el cerrojo de las puertas grandes de las plazas de Zamora, Soria, Roquetas, Azpetia o Dax. También puntuó en Huelva, aunque se resistieron otros escenarios de peso como San Sebastián o Málaga.

El diestro Borja Jiménez dando la vuelta al ruedo tras el indulto junto a los ganaderos Álvaro y Pepe Martínez-Conradi.
El diestro Borja Jiménez dando la vuelta al ruedo tras el indulto junto a los ganaderos Álvaro y Pepe Martínez-Conradi. / EFE

Pero el destino le tenía apalabrado un nuevo encuentro providencial con otro toro excepcional que iba a marcar la historia taurina de Borja Jiménez, la de la plaza de Bilbao y, lógicamente, la de la ganadería de La Quinta. El diestro de Espartinas volvía a enhebrarse a la perfección a la bravura del animal, llamado Tapabocas, renovando su idilio con el coso del Bocho. Sevilla, Madrid y Bilbao habían coronado su temporada.

A partir de ahí, relanzado, se produjo una larga cosecha de orejas con triunfos macizos en plazas como Logroño o Murcia. En Sevilla volvió a encontrarse con otro toro de nota, de Domingo Hernández, con el que no terminó de soltarse en el confín de una faena que había abierto a toda orquesta. Quedaban aún tardes de recogida en el tramo final de una temporada en la que aún iba a pasear cuatro orejas en Jaén antes de cerrar en Arenas de San Pedro. Después de la novedad, llegó la resistencia y de ahí la consolidación. El siguiente paso es la vitola.

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