La elección de Morante refuerza la vigencia del Premio Taurino del Ayuntamiento
GALARDONES
La distinción del genio cigarrero consolida la actual orientación de un galardón que había vivido dos etapas anteriores marcadas por la pugna política
En su actual formato ya ha distinguido a Espartaco y a Paco Camino, a título póstumo
Paco Camino ya reina en el corazón de la Sevilla taurina
Espartaco, Premio Taurino del Ayuntamiento de Sevilla
La concesión del premio a Morante de la Puebla sigue a la de Paco Camino, galardonado en 2024 a título póstumo, y la de Espartaco, otorgado en 2023, que sirvió para dar aire de continuidad a un galardón de historia intermitente y distintas orientaciones en función del color político que ha impregnado el caserón de la Plaza Nueva.
Se recuperaba así el espíritu inicial de una distinción creada en el gobierno municipal de Juan Ignacio Zoido, reinterpretada e hibernada en el de Espadas y recuperada en el de José Luis Sanz después de caer en un extraño limbo en coincidencia con la pandemia. Hay que ponerse en situación: la primera edición del premio, de alguna manera, venía dada. Se daba por hecho que sólo podía estrenarse con el nombre de Pepe Luis Vázquez pero el fallecimiento del llamado Sócrates de San Bernardo sucedió al anuncio oficial del galardón por parte de Gregorio Serrano en la presentación del pregón taurino de 2013. La avanzada edad y el derrame cerebral que precipitó el final del gran maestro sevillano impedirían que pudiera ser fallado en vida.
En 2014 fue Curro Romero el elegido por el jurado, recibiendo la estatuilla modelada por la artista plástica May Perea en un concurrido acto celebrado en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla. Pero todo iba a cambiar un año después: las elecciones muncipales de 2015 iban a sacar de la alcaldía al popular Juan Ignacio Zoido siendo sucedido por el socialista Juan Espadas. El reconocimiento quedó sin convocar, fallar ni entregar en 2015, precisamente el año que Espartaco reapareció puntual y triunfalmente en unas circunstancias muy concretas para la Feria y la plaza de la Maestranza, que había sufrido el plantón de las primeras figuras en las ásperas temporadas de 2014 y 2015 tras las abruptas declaraciones de Eduardo Canorea que sirvieron de excusa a una algarada que ya calentaba motores.
El Ayuntamiento suelta amarras
Desde ese punto, sin sortear la habitual bronca política, el reconocimiento iba a entrar en una nueva etapa que soltaba amarras con la anterior y ponía algunos filtros –los socios del gobierno de Espadas no querían ni oír hablar de toros- para maquillar su verdadera naturaleza taurina. Era un premio taurino pero no debía de notarse tanto...
El galardón iba a ser rebautizado como Ciudad de Sevilla y se entregaría bajo el patrocinio de la Fundación Europea para el Toro y su Cultura Eurotoro, una entidad presidida por el aficionado malagueño Miguel Ángel Martín que se hacía cargo de su costo. Era una manera de justificar ante socios y apoyos de gobierno que el gasto que generaba la concesión no salía de las arcas municipales. Pero el estreno de esta segunda etapa no estuvo exento de dificultades. El primer galardón –el tercero si sumamos a Pepe Luis y Curro- se falló a favor del pintor mallorquín Miquel Barceló que nunca dio señales de vida ni mostró intención de recoger el trofeo modelado por May Perea.
Curro Romero se prestó a deshacer el entuerto y servir, de una u otra forma, de nexo entre la breve etapa anterior y la que estrenaba el gobierno de Espadas después de la inevitable tormenta entre partidos. El Faraón de Camas recogió el trofeo de Barceló inaugurando ese segundo tramo en el que se había sumado un accésit para distinguir las labores de comunicación taurina bajo el nombre del añorado periodista abecedario Fernando Carrasco, distinguido a título póstumo en el estreno. El trofeo Ciudad de Sevilla sería recogido sucesivamente por la Fundación de Estudios Taurinos, la ciudad de Arlés y la ganadería de Miura mientras que el Fernando Carrasco recaería después en el cineasta Alberto Esteban, el comunicador José Ribagorda y el escritor Fernando González-Viñas siendo entregados en la Caseta Municipal en un acto inaudible, solapado con otros reconocimientos y en medio del fragor de la feria.
Llegados a 2019, el jurado volvió a reunirse –con alguna disensión- para fallar el V premio que en realidad era el séptimo. El galardonado fue el filósofo Fernando Sabater y el veterano programa Tendido Cero de Televisión Española. En 2020 llegó el Covid y con él la suspensión de dos ediciones de la Feria de Abril. Los trofeos, fallados y publicitados, se quedaron sin entregar, parece que para siempre. Ya no se volvería a convocar en la etapa socialista. Hace dos años, con el nuevo gobierno municipal, se reflotaba el premio, se retomaba su espíritu inicial y se ungía a Espartaco, haciendo justicia con su relevancia taurina y su dimensión de gran figura del toreo. El premio volvía a contar en calendario de una ciudad que tiene incluida la tauromaquia entre sus Fiestas Mayores y la ha declarado Patrimonio Cultural Inmaterial. Ahora le llega el turno a Morante. No cabía otra.
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