La seriedad del sustituto

Diego Urdiales, que entraba en lugar del herido Iván Fandiño, brilló en una templada faena al toro que abrió plaza · César Jiménez y Matías Tejela, descentrados · Interesante corrida de Fuente Ymbro

Diego Urdiales, en un pase de pecho al toro de Fuente Ymbro que abrió plaza.
Diego Urdiales, en un pase de pecho al toro de Fuente Ymbro que abrió plaza.
Luis Nieto

23 de agosto 2011 - 01:00

GANADERÍA: Corrida de Fuente Ymbro, en conjunto bien presentada y de juego desigual e interesante; destacando en distinto grado los tres primeros. TOREROS: Diego Urdiales, que sustituía a Iván Fandiño, de gris y oro. Pinchazo y estocada entera arriba (vuelta al ruedo). En el cuarto, pinchazo hondo (ovación con saludos). César Jiménez, de azul y oro. Bajonazo (silencio). En el quinto, dos pinchazos y un descabello (silencio). Matías Tejela, de grana y oro. Casi entera caída y un descabello (silencio). En el sexto, media y un descabello (silencio). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Bilbao. Media entrada. José Daniel Ruano y Jesús Arruga saludaron tras parear al primer toro.

El diestro Diego Urdiales, anunciado para el pasado domingo en esta plaza de Vista Alegre en la corrida de Victorino Martín, fue el elegido para sustituir ayer a su compañero Iván Fandiño, herido de gravedad en Málaga. El diestro arnedano, aunque no consiguió trofeos, justificó su inclusión y el doblete en la feria bilbaína, donde ha cosechado ya varios éxitos. El torero consiguió los momentos más brillantes del festejo, gracias a una actuación marcada por el temple ante el primer toro de una corrida de Fuente Ymbro bien presentada y que ofreció un juego variado e interesante, destacando los tres primeros astados.

Diego Urdiales realizó la mejor faena de la tarde ante el que abrió plaza, Tejedor, negro, bien armado y altote, que embistió de maravilla por el pitón derecho y con peligro por el izquierdo. Urdiales, con sitio, dio sitio al encastado toro y toreó despacio y templado. El torero dio un toque de atención con un quite de ajustadísimas chicuelinas, que fueron ovacionadas por el público. En la faena, con la diestra, estuvo espléndido en tres series de muletazos suaves, despaciosos y lentos, rematados con gallardos pases de pecho. Cuando se echó la muleta a la izquierda sufrió una cogida espeluznante. El toro se tiró directamente al pecho del torero, al que zarandeó como a un pelele, prendido a la altura de una hombrera. Imagen angustiosa, temiendo el público una cornada en el pecho o en el cuello. Por fin, el hombre se pudo zafar de las tinieblas... Y se alumbró el milagro, con un Urdiales que se levantó maltrecho, pero con agallas suficientes para cerrar su proeza con el toro apagado. Un pinchazo anterior a una estocada en lo alto, dejó el premio en una vuelta al ruedo.

Con el manso cuarto, que cabeceó, se quedaba corto y acabó orientándose, Urdiales se empleó en un trasteo voluntarioso, aguantando algunos arreones peligrosos. Imposible el lucimiento artístico.

César Jiménez, herido el pasado sábado en La Malagueta, en la pierna derecha, reapareció ayer en Bilbao. Estuvo descentrado. Con su primero, un toro musculoso, tardo, pero que metía bien la cara tras los engaños, realizó un trasteo pobre, en el que únicamente destacó en un par de tandas con la diestra. El resto fueron enganchones y algún desarme. Mató de infame bajonazo.

Con el quinto, un ejemplar que se quedaba corto, Jiménez se mostró desconfiado y volvió a matar mal.

Matías Tejela tampoco estuvo acertado. Con el noble tercero -aunque tenía tendencia a marcharse- realizó una faena larga, en la que pecó de encimismo al comienzo. Cuando le dio sitio al toro logró buenos muletazos, especialmente con la diestra. Pero pronto se vino abajo el trasteo.

Tejela se peleó con el incierto que cerró plaza, al que no pudo someter.

La tarde fue del sustituto Diego Urdiales, quien sin trofeos, pero con una seria y buena actuación, salió triunfante y con el crédito intacto ante la exigente afición bilbaína. El próximo domingo tiene de nuevo la palabra ante victorinos.

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