Visto y Oído

Sabemos...

Hemos llegado a tal grado de paradoja en TVE que los espectadores de Informe semanal nos tenemos que conformar con que nos cuenten lo que ya sabemos. Me explico. Llegamos a la jornada sabatina con un bagaje ciertamente importante acerca de los temas troncales que han ocupado los informativos de la semana. Léase el asunto de los ministros Duque o Dolores Delgado. Pues resulta que cuando nos enfrentamos a los nueve minutos del reportaje de Informe semanal que abordó ese tema lo que queremos era que, como mínimo, que se rindiese cuenta, a la manera en que escribe un acta, de lo ocurrido al respecto durante las últimas jornadas. Y así se hizo.

De este modo Informe semanal no tiene tanto un valor informativo como fedatario. De lo que se trata es de contarle a un hipotético extraterrestre qué es lo que ha ocurrido. Porque los de aquí, los espectadores que hemos estado de guardia frente a las pantallas toda la semana, conocemos todos los extremos de la crónica.

Durante los seis años de informes semanales del anterior equipo ni siquiera se llegaba a contar lo que había ocurrido. El espectador siempre tenía su versión de la historia que nos estaban contando y lo único que pedía, que pedíamos, era que la crónica se ajustase a la realidad. Sin las omisiones e interpretaciones personales y escoradas con que se cocinaba cada reportaje.

De ahí que la paradoja llegue ahora con el nuevo equipo. Nos encontramos a un año de los acontecimientos que sucedieron en Cataluña a raíz del 1-O. Y resulta que nos conformamos con que Informe semanal se limite a contar lo que sabemos que ha ocurrido y hemos vito. Porque hemos visto todas las imágenes. Hora a hora. Día a día. Y nos resignamos a que por lo menos no omitan información ni la interpreten.

Qué tiempos tan complicados para la televisión pública. Con papel de fumar.

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