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Vivir en Sevilla

Adobo y pavías a domicilio

  • El emprendedor Pascual Bernal crea una empresa de reparto de pescado frito procedente de algunas de las freidurías más conocidas de la ciudad

Pascual Bernal llegó a Sevilla hace un año, después de que en 1994 dejara la ciudad en la que se crió para convertirse en militar. Durante su estancia en las Fuerzas Armadas se inició en la venta, dentro de distintos sectores, en su tiempo libre. Después de ocho años, optó por dedicarse a jornada completa al negocio comercial, por lo que dejó el Ejército para trabajar en campos como el inmobiliario o en la promoción de empresas. El palacio de congresos de Roquetas de Mar (Almería) fue su último destino antes de recalar de nuevo en la capital andaluza, donde, desde septiembre, compagina su empleo como agente de seguros con Telepescaíto, una empresa de reparto de pescado frito a domicilio.

"Me encanta el pescaíto y no conozco a nadie mayor de catorce años que no le guste, así que vi un nicho de mercado libre y se me ocurrió la idea", explica Bernal. Para empezar, este emprendedor se dirigió a uno de los negocios del sector con más tradición en la ciudad, la freiduría El Arenal, fundada en 1904. "Primero se mostraron un poco reticentes, por lo que nos dimos un plazo de un año para ver cómo funcionaba", apunta este sevillano de adopción. Dos días después de empezar con el establecimiento de la calle Arfe, se unió al proyecto Freiduría Sevillana, en la calle San Jacinto.

A principios de marzo también se incluyó en el catálogo la freiduría La Isla, de la calle García de Vinuesa. Su dueño, Casimiro Guerrero, comenzó a trabajar con Telepescaíto porque vio con buenos ojos la idea: "Es una opción más. Nosotros somos un negocio asentado, fundado en 1938, pero hay que abrirse a los nuevos tiempos". La última incorporación ha sido la freiduría Puerta de la Carne, en la calle Santa María la Blanca.

El radio de acción de Telepescaíto se concentra en el casco histórico y en la zona de Triana y Los Remedios, ya que la voluntad de su creador es que el tiempo máximo entre la salida del producto del negocio y la llegada al domicilio no supere los 12 minutos: "Queremos que el pescado queme cuando lo reciba el cliente. Por este motivo, en cada viaje sólo se hace una entrega", cuenta Bernal. El creador de la empresa es también quien se encarga del reparto junto con dos mensajeros autónomos que colaboran con él en picos de actividad. "Todos los que trabajamos en Telepescaíto tenemos más o menos cuarenta años. Somos gente con cabeza", relata Bernal, que asegura que busca demostrar seriedad y profesionalidad en las entregas.

Pascual Bernal ha intentado dotar de un carácter novedoso a su iniciativa, con una gran apuesta por la tecnología. Además de un importante trabajo en redes sociales -el emprendedor asegura que el 80% de su clientela conoce Telepescaíto a través de Twitter y Facebook-, el sistema de pedidos también está muy vinculado a internet. Sin olvidar el clásico pedido telefónico, los que quieran comer pescaíto frito sin moverse de casa puede pedirlo mediante servicios de mensajería instantánea como Whatsapp y Telegram.

Los encargos también pueden hacerse a través de la página web (www.telepescaito.es), donde el cliente tiene la posibilidad de registrar un pedido habitual: "Cuando me llega, llamo a la freiduría y con decir el nombre de la persona ellos saben qué preparar". Para fidelizar a sus consumidores, Bernal ha puesto en marcha el Club Telepescaíto, que cuenta con más de 2.000 socios que reciben mensualmente un correo electrónico con ofertas y promociones.

Según cuenta su creador, en el tiempo que lleva funcionando Telepescaíto, la acogida del público ha sido muy positiva: "Cuando proporcionas un buen producto, la gente repite y, además, te recomienda. El boca a boca es muy importante para nosotros". En este tiempo, Bernal afirma que la satisfacción no sólo procede del éxito: "Le hemos llevado pescado a personas que hacía años que no salían de su casa", apunta el empresario.

Pascual Bernal encara con optimismo y prudencia la que considera que es la temporada alta de su negocio, Semana Santa y Feria: "Tendremos mucho trabajo y esperamos hacerlo bien". Mirando a un futuro más lejano, la intención de este empresario es ampliar el número de trabajadores y seguir creciendo poco a poco: "Vamos despacio porque queremos llegar lejos. Existe un gran público objetivo y los sevillanos tienen que saber que, además de pizzerías y restaurantes chinos, hay otra opción más para pedir comida a domicilio".

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