Un ángel de la guarda que ladra
La asociación Isara adiestra a perros como 'Apolo', que a través del olfato es capaz de detectar los cambios en el nivel de azúcar en sangre de su dueña
Las mascotas, además de dar compañía , pueden ayudar a hacer que la vida de ciertas personas sea más fácil. Con el adiestramiento adecuado los perros se pueden convertir en una ayuda imprescindible para aquellos que tienen determinadas necesidades como fata de movilidad e incluso, problemas para entablar relaciones sociales. A los conocidos perros lazarillo se han sumado los entrenados para auxiliar a personas con problemas de movilidad y los que tienen un caracter terapéutico en determinados de casos de autismo. Detrás de la preparación de estos animales está, a menudo, el trabajo de asociaciones y profesionales.
Una de ellas es Isara, una asociación sin ánimo de lucro que cuenta con un centro canino especializado en la formación, cuidado, rehabilitación y adiestramiento de los perros.También realiza formación de particulares y profesionales en los métodos de adiestramiento más beneficiosos y eficaces para mejorar la relación dueño-perro y su calidad de vida. Un trabajo, a menudo duro, que se ve recompensado con historias como la de Apolo y Natalia.
Natalia tiene 16 años y diabetes de tipo 1, malformación de Chiari tipo 1, hipotonía muscular y descoordinación visomotora. Estos igmifica que necesita un control continuo que obliga a los padres a estar continuamente pendientes de ella, incluso cuando duerme.
Apolo es un perro mestizo de labrador y podenco, nacido en una camada no deseada que, por sus características y la experiencia de la asociación, habría tenido muy difícil la adopción. "Cuando llegó a la asociación tenía tres meses y supimos que con el adiestramiento adecuado, serviría para ayudar a Natalia", explica Raúl Jiménez, presidente de Isara.
Después de ocho meses de entrenamiento, el perro es capaz de avisar a la joven de las subidas y bajadas de los niveles de azúcar en sangre. "Incluso estamos trabajando para que, por la noche, se despierte cada dos horas para controlar que los niveles de azúcar de Natalia están en los márgenes correctos", comenta Raúl Jiménez.
De este modo, el olfato de Apolo está entrenado para distinguir los cambios que se producen en el organismo cuando hay alguna anomalía. "Ahora, con 16 años, Natalia empieza a sentir que necesita cierta autonomía con respecto a sus padres, pero esta independencia, con sus circunstancias, puede entrañar cierto peligro. Por esta razón comenzaron a adiestrar al perro para dar cierta independencia. "Ya se puede quedar sola en casa y ya ha actuado en varias ocasiones para evitar que Natalia entre en coma.
La joven no ha vuelto a desmayarse desde que Apolo se ha convertido en su enfermero. Incluso, en los últimos meses, se ha convertido en uno más de la familia. "La madre, que no quería perros, ahora con Apolo ha cambiado de idea, y el hermano, al que tampoco le gustaban, ha encontrado en el can un compañero de juegos", asegura Raúl Jiménez.
Pero el de Apolo y Natalia no es el único caso en el que la mascota se convierte en el mejor asistente de una persona con algún tipo de dolencia. "Hemos adiestrado perros para terapias con niños con síndromes del espectro autista. Intentamos que los animales utilizados sean recogidos de la calle".
Según el presidente de la asociación, el objetivo de Isara es que el beneficio sea tanto para los animales como para las personas. De hecho, la entidad corre con el 50% de los gastos del adiestramiento de los perros para un uso que se podría calificar como terapéutico, "aunque siempre se estudia el caso de cada familia".
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