La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La intimidad perdida de Sevilla
La palabra crisis es para los orientales un sinónimo de oportunidad. Miriam Cortés se identifica con esta filosofía ya que, tras quedarse en paro, cambió sus planteamientos y optó por emprender haciendo lo que más le gusta. Hasta ese momento, esta joven sevillana de 31 años trabajó de "lo que salía". Fue dependienta en un Carrefour y también se dedicó, como esteticista, a poner uñas de porcelana. Explica que siempre ha sido "una manitas con la costura", así que el tiempo que tenía libre por el desempleo lo empezó a empeñar en confeccionar bolsos y complementos inspirados en la década de los cincuenta. "Llevo un año en esto y ya me lo tomo como un trabajo", comenta esta emprendedora en ciernes. Hace unos cuatro años, descubrió el pin up gracias a su pareja: "Rafael es tatuador y se lleva mucho ese estilo en el mundo del tattoo", explica. El flechazo dura hasta hoy. Se enamoró de esta tendencia y ha adoptado este estilismo para sus creaciones. Incluso lo ha hecho propio a la hora de vestirse y maquillarse. Vende sus artículos en dos tiendas de Sevilla: El Raro Antojo, en calle Traviesa, 18; y en El Ropero, en la calle Feria. Además, atiende pedidos a través de su página personal en Facebook. También ha recibido encargos mediante páginas de compraventa con las que sus bolsos y lazos, entre otros artículos, han llegado hasta Madrid, Barcelona y otras ciudades de la geografía nacional.
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