El 12 de diciembre de 1946, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobaba excluir a la España franquista de la organización y recomendaba la retirada de embajadores de Madrid, dados los vínculos de la dictadura con las potencias del Eje. Daba así comienzo una etapa de aislamiento internacional que habría de prolongarse durante años: el régimen de Franco tardaría casi una década en lograr su ingreso en la ONU (1955).

Bebiendo de una amplia bibliografía y de una variedad de fuentes diplomáticas, archivísticas y hemerográficas, la obra Diez años de soledad. España, la ONU y la dictadura franquista 1945-1955, de Irene Sánchez González y publicada por la Editorial Universidad de Sevilla, analiza las luces y sombras de un aislamiento matizable y describe los rasgos de un proceso de reinserción en el que se dieron cita los condicionantes de la Guerra Fría, el valor geoestratégico de la Península para las potencias occidentales y el despliegue diplomático activado por la dictadura.

A lo largo de una serie de capítulos, la autora desbroza y clarifica con detalle la soledad relativa de España durante los diez años que median entre la Segunda Guerra Mundial y el ingreso en la ONU. Irene Sánchez González muestra la visión que tenía sobre "la cuestión española" desde la ONU o desde la administración estadounidense, más allá de las generalidades conocidas por la propaganda oficial franquista.

Un largo camino de consultas a archivos españoles, entre los que es de destacar el de la Fundación Francisco Franco, y de lectura de fuentes diplomáticas extranjeras sustenta una sólida investigación mediante la que nos percatamos de la debilidad de los divididos exiliados, de los márgenes de maniobra del Gobierno español y de cómo se nos percibía desde fuera de nuestras fronteras.