LA Real Academia Sevillana de Buenas Letras y la Real Maestranza de Caballería de Sevilla celebraron anoche en la sede de la primera un acto conjunto en recuerdo y homenaje a Eduardo Ybarra Hidalgo, abogado, escritor, académico, humanista, maestrante, católico comprometido con la Iglesia diocesana,y reconocido cofrade, fallecido el pasado mes de enero.

Enriqueta Vila, directora de la Academia, fue la encargada de realizar la glosa académica de Ybarra, que ingresó en la corporación el 5 de marzo de 1989, con el discurso Mensaje del retablo de la Hermandad de la Santa Caridad y, tras ser elegido director en 1993, reiteró en dos ocasiones su mandato hasta 1999. Vila destacó "su enorme capacidad de trabajo, generosidad, caballerosidad, modestia y erudición".

Rogelio Reyes, que sucedió a Eduardo Ybarra como director de Buenas Letras, destacó la faceta de publicista de éste, pero recalcó que "la humana superaba cualquier otra". De Ybarra resaltó "su rectitud moral, honradez, bondad natural a prueba de envidias y su fidelidad sin alardes y sin complejos a un sistema de creencias religiosas al que se entregó con total disponibilidad". Como publicista y bibliógrafo, engrandeció los fondos de la biblioteca sobre temas sevillanos y de heráldica que heredó de su padre y que, tanto él como sus hijos, pusieron siempre a disposición de los investigadores en su casa. Para Reyes, Sevilla le debe "absoluta gratitud", por sus indagaciones sobre su familia -era bisnieto del conde de Ybarra- o los estudios sobre la genealogía de la familia Bécquer, entre otras muchas aportaciones.

Manuel Olivencia, vicedirector de Buenas Letras, glosó la figura de Eduardo Ybarra como abogado y colegiado en activo. Ejerció como letrado del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, de la Naviera Ybarra y Cía y de empresas familiares, "aunque también fue abogado de los pobres" recordó Olivencia, "implicándose en instituciones como Acción Católica, Cáritas o el Consejo de Cofradías, entre otras". Para Olivencia, Eduardo Ybarra fue un "sevillano culto, un hombre bueno, humilde, con un alma noble y un señorío que le venía de estirpe. Fue un buen jurista. Fue un jurista bueno".

Cerró el acto Javier Benjumea, teniente de Hermano Mayor de la Maestranza, quién recordó el ingreso de Ybarra en la corporación, en 1998, "donde participó de todas sus ilusiones y afanes. Fue un caballero, gran conocedor de la tauromaquia, humanista, cordial, elegante, cortés, sabio y creyente. Un ejemplo de hombría de bien para quienes tuvimos la suerte de conocerle" .