Voces encontradas tras ángeles de piedra

El escritor catalán Toni Hill cambia de registro con una historia de misterio que homenajea a los clásicos decimonónicos

Toni Hill (Barcelona, 1966) en un céntrico hotel de Sevilla.
Mercedes Mendoza

21 de mayo 2016 - 01:00

Después de pasar varios años acompañando al detective Héctor Salgado en sus aventuras policíacas, Toni Hill decidió aparcar su trilogía para adentrarse en una nueva obra que nada tuviese que ver con las anteriores, un cambio de registro total que se ha convertido en Los ángeles de hielo, una novela de suspense en torno a un sanatorio mental de principios del siglo XX tras cuyas paredes se esconden los misterios ocurridos apenas diez años atrás cuando el edificio hacía las veces de residencia de señoritas. Internado y psiquiátrico, dos escenarios clásicos de la literatura gótica decimonónica que Hill sabe utilizar de forma astuta para contar una historia sobre la represión sexual, el comienzo del psicoanálisis y los fantasmas surgidos tras los horrores de la Gran Guerra.

Tras su publicación hace dos meses bajo el sello Grijalbo, novela y escritor llevan toda la primavera inmersos en una intensa gira promocional que esta semana tuvo su parada en Sevilla, donde el público pudo conocer a Frederic y Agueda, las dos voces que dan forma a este relato desde sus respectivas épocas, pero ambos ubicados en ese edificio cuya fachada está recubierta de ángeles de piedra. Agueda es una señora muy adelantada a su tiempo, consciente de que las mujeres del siglo XX no pueden seguir siendo "un elemento de decoración", sino que han de convertirse en "mujeres cultas y fuertes". Es a raíz de esta preocupación que decide abrir un internado para niñas bien de la burguesía barcelonesa y contar su experiencia en un diario personal. Pero en el curso de 1909, la llegada de una nueva alumna desestabilizará la calma del colegio que acabará cerrando tras un grave incendio en el que una profesora y una alumna perdieron la vida. Años después, un narrador omnisciente cuenta la llegada a Barcelona del joven psiquiatra Frederic Mayol, que tras haberse alistado en un momento de "ardor juvenil" en las filas del Ejército Austrohúngaro, busca paz y sosiego para calmar los dolores producidos por la Guerra. Sin embargo, su entrada como doctor en el sanatorio y el hecho de conocer -y enamorarse- de una de las antiguas alumnas del internado harán que se sumerja de lleno en la investigación de los misterios que esconden aquellas paredes.

Y por rizar el rizo toda esta compleja historia está acompañada por la correspondencia que Frederic mantiene con Anna Freud, la hija del padre del psicoanálisis y la intervención intermitente del director del sanatorio que va dirigiendo la narración de los hechos. "Si desde un principio el libro hubiese tenido tres voces me hubiese vuelto loco para escribirlo. Pero era algo que me pedía la trama y surgieron de forma natural", afirma el autor, quien entre sus páginas aprovecha para hacerle un homenaje a clásicos como Jane Eyre de Charlotte Brontë o contemporáneos como Eduardo Mendoza.

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