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El arte de reciclar almas desechadas

El interiorista Luis Cruz Suero expone hasta el 8 de enero en la sala El Cachorro 'Más allá del bien y el mal', una serie de esculturas con material reciclado

1. El artista, con dos de sus obras de fondo. 2. Una jirafa en tonos verdes, uno de los principales reclamos de la exposición. 3. Los materiales de la oveja los encontró en Irlanda. 4. 'Spanish Esperpento', una escultura con la que Cruz refleja la sociedad española.
Pilar Larrondo

12 de diciembre 2015 - 01:00

Es probable que los objetos tengan alma. Que lo que un día formó parte de quién sabe si un velero sienta algo de pena al ver que sus días pasan en la orilla de una playa sin que nadie repare en él, olvidado, convertido en basura. Hasta que un día llega alguien y la da por mirarlo con otros ojos, alguien que decide dar a ese objeto, o a lo que quede de él, una segunda oportunidad. Pero este don para saber captar la esencia de las cosas no lo tiene cualquiera. Sólo unos pocos privilegiados son capaces de traspasar lo material y llegar a lo espiritual. Es el caso de Luis Cruz Suero, un sevillano que lleva más de 10 años destapando el alma de los objetos desechados a través de esculturas con material reciclado. En la actualidad, Cruz expone en la sala El Cachorro (C/ Procurador, 19) su última serie de esculturas, Más allá del bien y el mal.

A Luis Cruz Suero el don le viene de herencia. Recuerda cómo, durante su infancia, recorría la playa en compañía de su madre, quien se paraba a menudo a recoger lo que para otros era basura. Ella miraba distinto y eso él se lo aprendió. El pequeño que descubría lo rico que podía llegar a ser el mundo de los desechos de la mano de su madre se hizo mayor, estudió en la Escuela de Artes Aplicadas y en la Facultad de Bellas Artes y se hizo interiorista. Esa profesión la combina con esa pasión que adquirió de su progenitora. Cruz viaja, pasea, observa y recoge. Su lugar preferido en el que encontrar pequeños tesoros es la playa, aunque también los halla en caminos, piscinas y, cómo no, el propio hogar. Cuando va de viaje sabe que tiene que llevar sus herramientas, porque es probable que se dé de bruces con algo excepcional. También cuenta con la ayuda de amigos que le ceden sus residuos para que él les dé una segunda oportunidad y los dignifique. De este modo consigue hacerse con todo un arsenal de material creado por el hombre (nada, o casi nada, procede de la naturaleza) con el que comenzar a dar vida a esos objetos olvidados.

Después de organizar por formas y colores todo lo recolectado, Cruz se sienta a observar los objetos. En función de lo que quiera realizar seguirá una metodología u otra. Si quiere hacer una serie bajo una temática determinada buscará de entre los materiales aquellos que puedan valerle. Si opta por un estilo libre deja que sea el elemento el que le diga qué es lo que quiere ser en su nueva vida. Una vez elegido el método de trabajo empieza a crear, sin manipular los desechos, sólo uniendo unos a otros bajo la técnica assemblage. Se trata de un proceso artístico en el cual se consigue la tridimensionalidad colocando diferentes objetos no artísticos muy próximos unos a otros que luego se unen con cola.

En Más allá del bien y el mal no existe una línea de continuidad, son esculturas independientes cada una con su propia historia y, cómo no, su propia alma. Con este nombre, que también es título de una obra de Nietzsche y frase de una canción de Alaska y Dinarama, Luis Cruz Suero quiere reflejar que, por muy mal que lo haga el ser humano, la Tierra seguirá girando. Y como el planeta seguirá con su camino, este sevillano continuará otorgando oportunidades y dignificando objetos olvidados en algún recóndito lugar.

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