El artista del ingenio
La Casa de la Ciencia inaugura 'Los inventos de Leonardo', que explora la creatividad y el conocimiento de esta polifacética figura del Renacimiento
Un adelantado a su tiempo. Ésta es la descripción que más veces aparece sobre Leonardo da Vinci en los paneles informativos de la exposición Los inventos de Leonardo, que ayer estrenó la Casa de la Ciencia. La figura más polifacética del Renacimiento -y probablemente de toda la Historia- es el protagonista de esta muestra itinerante que la Fundación Sophia lleva a la sede de esta institución del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que se podrá visitar hasta el 20 de julio.
La trayectoria de un genio en el arte y la ciencia retratada a través de 14 fieles maquetas en madera, lona y cuerdas de sus inventos más característicos. Los más numerosos, los artefactos que el humanista, que nació en 1452, en pleno Renacimiento italiano, ideó a partir de su ambición por volar. Las alas batientes -cuya llamativa reconstrucción da la bienvenida al visitante-, el ornitóptero -un aerodino-, el helicóptero y el paracaídas, el único de sus inventos que funcionó tal y como lo desarrolló. "Muchos de ellos, ni siquiera los probaba", avisa Ana Parejo (Cuarto Creciente), del servicio de educación del museo. Según esta arquitecta, lo que mejor caracteriza a Leonardo da Vinci es su concepción globalizadora: "Es alguien que mira a la ciencia a través del arte y viceversa. Entiende que para pintar ha de conocer qué está pintando y, si se trata de una persona, eso significa saber de anatomía".
Todos los sábados a las 13:00 se va a organizar una visita guiada a la muestra -que incluye una divertida gymkhana para conocer los inventos- seguida del taller Leonardo: el vuelo de la mente. Una actividad que mantiene la tendencia del museo de ofertar exposiciones que se complementan con sesiones prácticas y que acerca al visitante al deseo de Da Vinci de volar. "Las notas y la cantidad de estudios sobre aves que legó nos hablan de esta obsesión", explica Ana Parejo. Según concluye esta arquitecta, las motivaciones de Leonardo da Vinci para crear e inventar fueron o bien cubrir una necesidad, o ser capaz de hacer realidad sus propios sueños.
Fue pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista. Fue un humanista con mayúsculas que murió en la corte de un rey, en concreto, la de Francisco I de Francia, el antagónico del emperador Carlos I de España. Su curiosidad y terquedad fueron los ingredientes idóneos para explotar su ingenio. Y su método de adquisición de conocimiento basado en la observación se considera precursor del empirismo, según anota Parejo. La exposición busca reflejar todas estas dimensiones del polifacético florentino, desde la puramente artística y creativa a la más científica, ambas íntimamente relacionadas. El visitante podrá contemplar una copia de La Gioconda, su pintura más popular; una maqueta dedicada al Hombre de Vitrubio, símbolo y resumen del humanismo; y las maquetas de la bicicleta con cadena de transmisión -como se usa hoy en día-; el carro de combate; la grúa de pluma; el barco de palas; el anemómetro; el puente giratorio y el de palos; la draga y el tanque. Artilugios con los que fue capaz de adelantarse a su época hasta 300 años. La muestra se completa con paneles informativos, bocetos, dibujos y notas de Leonardo da Vinci.
El Museo Casa de la Ciencia reabre sus puertas hoy tras las obras de adecuación y mejora de la accesibilidad de la entrada, y la próxima semana ya contará con una rampa. Esta exposición llega a Sevilla gracias a la Fundación Sophia, una institución privada alicantina inspirada en la Escuela Renacentista de Florencia.
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