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Un barco de consuelo para la Macarena

  • La imagen procesionará el sábado con una réplica de la alhaja de la Virgen de Consolación, coronada también hace ahora 50 años.

La Virgen de la Esperanza Macarena está desde ayer domingo dispuesta bajo palio en su paso para la salida procesional extraordinaria que realizará el próximo sábado, 24 de mayo. Entre las alhajas que luce brilla especialmente en su fajín una deliciosa recreación en oro del barquito que porta la imagen de Nuestra Señora de Consolación de Utrera. El pasado sábado, una representación de la hermandad de la patrona utrerana ofrendó en la basílica esta hermosa presea, que ha sido confeccionada con el oro aportado por los propios miembros de la corporación de la localidad sevillana.

Hace 50 años se dio la doble coincidencia de que la Iglesia de Sevilla, regentada entonces por el arzobispo José María Bueno Monreal, distinguió canónicamente a dos imágenes devocionales sumamente representativas de la archidiócesis hispalense. La severidad del Cardenal Segura, retirado del poder, comenzó a mitigarse por la autoridad eclesiástica con actuaciones de calado popular. El 1 de mayo de 1964 se consumó en Utrera la Coronación de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Consolación. Y el 31 de mayo, después de una larga espera, terminó siendo coronada también Nuestra Señora de la Esperanza, desde aquella fecha autorizada también a poder recibir el nombre de Macarena. La efeméride han motivado que este año, tanto en la basílica sevillana como en el santuario utrerano, se haya vivido un año jubilar, convirtiéndose ambos templos en centros importantes de peregrinación.

La nao de oro le confiere a la imagen de Consolación una peculiaridad iconográfica enormemente genuina y es uno de los símbolos más rematados del esplendor económico que representó el negocio colonial de la carrera de Indias para Sevilla y todo su antiguo reino. Desde 1579 atesora la Virgen de Utrera la delicada pieza, un finísimo perfumador de la época que exhala fragancias y aromas, ejecutada en oro y cristal de roca y considerada como una de las piezas joyísticas más destacadas del alhajamiento español. Hace unos años se pudo documentar en los protocolos notariales de Utrera, que se custodian en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, la donación realizada a los frailes Mínimos que regentaban el Santuario de Consolación por el cargador sevillano Rodrigo de Salinas, factor del banquero vasco afincado en Sevilla Pedro de Morga, actuante en tierras del Nuevo Mundo como representante suyo. Y es que por Utrera se caminaba andando hacia América.

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