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Los cinco errores de tomar el sol en septiembre

  • Aunque parezca que pierde intensidad, el sol en septiembre sigue siendo igual de peligroso para la piel que en julio y agosto

Los rayos del sol inciden con la misma virulencia en septiembre que en agosto.

Los rayos del sol inciden con la misma virulencia en septiembre que en agosto. / M. G.

Con la llegada de septiembre y el final de las vacaciones, se tiende a abandonar las prácticas de protección frente a la exposición solar. Sin embargo, la temperatura sigue siendo elevada en las horas centrales del día y el sol, igual de peligroso para la piel que en julio y agosto, ya que la radiación ultravioleta en España se incrementa desde mediados de la primavera hasta mediados de octubre. Por lo tanto, la fotoprotección es algo que debemos utilizar siempre, incluso en los meses de invierno y los días nublados.

En la última década las campañas de concienciación sobre las nefastas consecuencias de la exposición solar incontrolada han promovido que la sociedad sea más consciente de la necesidad de cuidar la piel frente al sol para evitar quemaduras que, está demostrado, favorecen la aparición de lesiones en la epidermis que, en un futuro, pueden derivar en otras afecciones más graves como cáncer de piel.

Aun así, todavía encontramos algunas creencias erróneas generalizadas sobre cómo protegernos frente al sol. Los expertos de Mifarma identifican cuáles son y comparten cinco consejos para evitar quemaduras durante el mes de septiembre.

Además de evitar la exposición directa al sol, especialmente durante los picos de mayor intensidad de rayos ultravioletas -entre las 12:00 y las 16:00-, es importante cuidar ciertas zonas de nuestro cuerpo, sobre todo aquellas sensibles y generalmente olvidadas frente al sol, cuyas quemaduras suelen resultar muy incómodas y dolorosas.

Los labios, los grandes olvidados

En este sentido, los expertos inciden en la necesidad de usar protector labial de manera recurrente. Las quemaduras en los labios provocan que la piel se seque y cuartee, generando una sensación de escozor y rigidez que puede llegar a afectar a la hora de comer y beber.

Protege zonas sensibles como los empeines

Además, el uso sandalias y de calzado de piscina deja al aire los empeines, pero olvidamos el uso de protección en esta zona del cuerpo cuya epidermis suele ser bastante sensible. Estas quemaduras provocan un gran trastorno, ya que generan dolor a la hora de caminar y molestias a la hora de calzarse, por lo que debemos recordar siempre aplicar la protección también en esta zona.

La ropa no evita la radiación

En cuanto a las prendas de vestir, es muy importante ser conscientes de que la ropa no protege frente a la radiación solar. En los últimos años se han desarrollado materiales textiles que incluyen esta protección, habitualmente pensados para la práctica deportiva. Para evitar quemaduras, incluso con ropa, debemos aplicarnos la protección solar por todo el cuerpo antes de vestirnos y repetir el proceso en caso de bañarnos en la playa o piscina. Un consejo imprescindible, especialmente en relación a los niños que, por sus hábitos de juego y actividades, suelen estar más expuestos al sol.

Completa la protección vía oral

En el caso de personas con pieles más sensibles y cuyas características son más propensas a manifestar lesiones solares con más facilidad, se recomienda complementar la aplicación de las cremas y aceites de protección en nuestra piel con fotoprotectores orales formulados a partir de productos naturales que promueven la generación de vitamina D. Una rutina que, además de ofrecer una mejor protección frente a los efectos del sol, evita quemaduras a la mínima exposición.

Cuida la piel los 365 días del año

Reme Navarro, consejera delegada de Mifarma recuerda que "aunque se pongan en marcha todas las recomendaciones frente al sol, si no cuidamos nuestra piel los 365 días del año, durante los meses más calurosos puede sufrir innecesariamente debido a la mayor exposición solar y al agua".

Para evitarlo, debemos seguir una rutina básica diaria de cuidado de nuestra piel centrada en la limpieza facial, una correcta hidratación con factor de protección y una alimentación saludable basada en la dieta mediterránea que incluya un importante porcentaje de frutas y verduras. "En este sentido es importante que todos conozcamos a la perfección cómo es nuestra piel, para que podamos utilizar los productos ideales para cada persona", concluye.

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