Vivir en Sevilla

¿Sabías que la expresión "no ha venido ni el Tato" nace en Sevilla?

Litografía de F. Arámburu. ilustración de Anales del toreo

Litografía de F. Arámburu. ilustración de Anales del toreo

La mayoría de veces que se hace alusión a un refrán o expresión propia de nuestra cultura no conocemos cuál es su origen ni por qué se comenzó a hacer uso de la misma, pero lo cierto es que suele haber una historia detrás de ellas. Es lo que sucede cuando decimos "quien se fue a Sevilla perdió su silla" o "más vale pájaro en mano que cientos volando". 

Aunque no siempre se tenga conocimiento de ello, algunos de estos refranes tienen su origen en la ciudad de Sevilla. Tal es el caso de la expresión "no ha venido ni el Tato", que nace por un torero de Sevilla al que apodaban de esta manera. 

Quién era el Tato

La frase hace referencia a un torero sevillano que nació en el siglo XIX que tenía fama de no faltar, jamás, a ningún festejo. De ahí el origen de esta expresión. 

Su nombre de pila era Antonio Sánchez y nació en Sevilla en febrero de 1831, concretamente en el barrio de San Bernardo. Era conocido en la ciudad por ser uno de los toreros más valientes de la época hasta que en junio de 1869, cuando "el Tato" tenía 38 años, un toro apodado "Peregrino" le dio una cornada que cambiaría su vida. 

En una tarde en la que Antonio Sánchez compartía cartel con Lagartijo y García Villaverde, el cuarto toro de la corrida cogió al torero haciéndole una herida en la pierna de cuatro centímetros de profundidad, con tan mala suerte que ésta quedó infectada, posiblemente porque el toro tenía sangre en sus astas de un caballo enfermo. 

La determinación de los médicos sería, siete días más tarde, la de amputar la pierna. Aquella temporada fue sustituido en los carteles por Cayetano Sanz, Lagartijo y Frascuelo. Sin embargo, dos años más tarde, en 1871 el Tato volvería a torear con una prótesis en su pierna derecha. Fue tal su hazaña que el rey Amadeo de Saboya, tal y como recoge el historiador Bartolomé Cossío, usó la expresión "esto no lo hace ni el Tato". 

Otra versión sostendría que ni siquiera cuando perdió su pierna el torero dejó de aparecer en eventos sociales y de ahí vendría la expresión "no ha venido ni el Tato" cuando a alguna fiesta no acudía nadie. 

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