Esta mano de Dios no es la de Maradona

calle rioja

Junto al patio de butacas se improvisó una pista de baile de incondicionales

10839988 2025-02-12
Esta mano de Dios no es la de Maradona

Recorrimos la calle Calatrava, cruzamos el puente de la Barqueta. El antiguo pabellón de Cruzcampo estaba rodeado de una decena de autobuses turísticos cuyos pasajeros asistían al espectáculo flamenco de la nueva sala La catedral en Sevilla, junto a un Asador Asiático. Seguimos caminando hasta la Esfera Armilar y de pronto, junto a Cartuja Center, vimos colas y colas de gente para acceder a este recinto junto a la sede de la Sociedad General de Autores de España.

Junto al patio de butacas se improvisó una pista de baile de incondicionales

La noche estaba llena de atractivos. A la misma hora en la que empezaba la actuación del grupo Hakuna, las nueve de la noche del sábado, empezaba en Granada la trigésima novena gala de entrega de los premios Goya del cine español. Y también junto al paseo de la Castellana se disputaba el derbi madrileño entre los dos equipos que encabezan la máxima categoría del fútbol español, el Madrid y el Aleti. Y por si el cine y el fútbol no eran suficiente competencia, Modesto Barragán, presentador de Andalucía Directo, se había llevado a algunos de sus incondicionales al pregón del Carnaval de Ayamonte en el Teatro Cardenio sito en la calle Enrique Villegas, nombre del ayamontino que fue un histórico en el teatro Falla.

Pues no estábamos solos. 3.500 personas acudieron al concierto del grupo Hakuna en el Cartuja Center. Dos horas de música de alabanza en el espectáculo Arte Cero. El grupo Hakuna es un movimiento musical que nace en 2013 en el contexto de la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro de 2013. El año de la llegada de Jorge Mario Bergoglio, papa Francisco, arzobispo de Buenos Aires, para ocupar la silla de Pedro que hasta ese año fue de Benedicto XVI, Joseph Ratzinger. Curiosamente, un año después de aquella Jornada de Río de Janeiro, Alemania, el país de Benedicto XVI, le ganó a Argentina, la patria del papa Francisco, el Mundial de Brasil 2014.

No cabía un alfiler en el Cartuja Center. Muchas familias, muchísima juventud que en varias ocasiones cantaban Ésta es la juventud del Papa. Un aliento muy necesario para un pontífice que ya tiene una edad y que ayer se vio obligado a interrumpir su homilía en la misa del Jubileo de las Fuerzas Armadas, un día después de recibir a la delegación sevillana que encabezaba el arzobispo de la diócesis, José Ángel Saiz Meneses. El papa Francisco tiene 88 años, nació en 1936, como el año que da título al espectáculo teatral de Andrés Lima en el Teatro Central, también en la Cartuja, y a las jornadas Letras en Sevilla que el próximo año organizarán Arturo Pérez-Reverte y Jesús Vigorra.

La expectación era máxima en el Cartuja Center. Las guitarras ya están en el escenario. Suena la música de Entre dos aguas de Paco de Lucía. El Guadalquivir, en el guión del espectáculo, es un afluente del río Jordán. Arte Cero porque las siete artes (la séptima es precisamente la cinematográfica presente en los Goya) forman parte de la obra del Creador: pintores, escultores, músicos, escritores, arquitectos. Cero y Creo tienen las mismas letras. Junto al patio de butacas y los palcos hay una zona próxima al escenario llena de un público joven que va a permanecer de pie todo el espectáculo. Que encienden móviles, agitan los brazos, se saben de memoria todas las canciones. Como si en vez de Hakuna estuvieran Loquillo o La Unión. Hakuna es una propuesta coral. Se intercambian las voces con una orquesta y dos coros a uno y otro lado, uno masculino, el otro femenino. No son cantautores, aunque hay quien tiene voces como Patxi Andion o Mari Trini. Las letras vienen muchas veces de los salmos. Un hit-parade con palabras como Piedad o Misericordia.

La aparición en el escenario es propia de unos príncipes del rock o del pop. Y Hakuna no es una propuesta de autor. Es como un nuevo mester de juglaría donde el lucimiento se sacrifica a la contundencia del mensaje. La primera música es electrizante, es la misma que David Broncano utiliza cuando llega al escenario de La Revuelta. “Ponme donde quisieres, yo estoy en tu mano: vuélveme y revuélveme a la redonda”, escribe Tomás de Kempis en su Imitación de Cristo.

Desconectados de las estatuillas a El 47 y a La infiltrada, de los goles de Julián Álvarez y Mbappé, las voces de Hakuna cantaban temas que no se escuchan en las radios fórmula. El viernes 14 de febrero, día de San Valentín, se estrena en cines de toda España Descalzos, segunda película de Hakuna. Será dirigida por Santos Blanco, que ya llevó a la pantalla Libres, un estremecedor documental sobre conventos y monasterios de clausura. El grupo tuvo su estreno cinematográfico con Vivo.

Las canciones de Hakuna le han preparado el terreno a la producción de Antonio Banderas y Emilio Aragón Godspel, que estrenarán en el propio Cartuja Center el próximo 28 de febrero. Un escenario donde hemos visto a El Brujo en su tributo a Valle-Inclán, a Cantores de Híspalis con y sin Pascual González, el Cuento de Navidad de Dickens interpretado por Mariano Peña, los entremeses de los Álvarez Quintero en propuesta de Los Compadres o la Giraldilla en esa alianza de talentos suscrita entre Manu Sánchez y Julio Muñoz Rancio.

Terminaron la actuación, pero la gente no se movía de los asientos ni de la improvisada pista de baile evangélico. Volvieron a salir y el fin de fiesta fue uno de los temas estelares, el titulado Huracán. Chicos y chicas tranquilos, apacibles, sosegados, pero con unas canciones que vuelan al viento como mensajes huracanados. Es la mano de Dios, y en este caso no es por Maradona, el compatriota del papa Francisco que cambió la vida del cineasta Paolo Sorrentino.

En la puerta de entrada, Guadalupe Urzáiz repartía pulseras a diestro y siniestro. Finalmente, como al principio, los jóvenes integrantes de Hakuna abandonaban el escenario y dejaban las guitarras en bandolera, partituras para las nuevas huidas a Egipto y destierros a Babilonia. Los Goya en Granada y Hakuna en Sevilla. Una voz en off contaba una pequeña historia en la que aparecían Juan de Mesa, Machado, Aníbal González y Los del Río; en la que unos cuantos llevaban a hombros a Curro Romero y se llevaba un pacto de amistad con una cerveza en el Salvador y una copa de rebujito en la calle Joselito el Gallo. A la salida no quedaba ni un autobús junto al pabellón de la Cruzcampo… sin Gambrinus. Lo hizo el mismo arquitecto que diseñó el pabellón de la Santa Sede, Miguel Oriol e Ybarra, pero éste fue demolido. “Ésta es la juventud del Papa”. El papa Francisco tenía en la Expo 55 años. Los integrantes de Hakuna no habían nacido ninguno. Son de la cosecha del siglo XXI, que ha conocido tres papas: un polaco de 1920, un alemán de 1927 y un argentino de 1936.

Lo mismo que ocurriría en Granada al final de los Goya y en la Castellana al término del partido, la Cartuja se fue despejando de gente. Regresamos por la avenida Marie Curie. Había música-disco en uno de los locales, sonaba La chica de ayer, todavía funcionaban los autobuses de Tussam y en el local Bacho, antiguo pabellón del Comité Olímpico Internacional (el año de la Expo y los Juegos de Barcelona) tomaban copas en la parte de arriba, altura aproximada de un salto de pértiga. Quedaban los ecos de la actuación de Hakuna. Los mensajes: Sal de Ti. Ambiente de fiesta comprometida, de disfrute, como antaño en el Palenque o en la Plaza Sony. Son tiempos de Chosen y de Hakuna. La liberación de la teología.

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