Una paleta de púas

Amapolas, rosas, lirios. Un jardín de color inunda desde ayer la sala Romero Murube de la Casa de la Provincia. Pero no es oro todo lo que reluce. Tras los vistosos pétalos se esconden grandes púas que brotan de los tallos como armas de defensa ante las inclemencias del entorno. Supervivientes es el título de esta exposición pictórica que ayer inauguró el artista septuagenario Roberto Reina.

A través de las plantas, el artista crea una metáfora donde la verdadera protagonista es la sociedad actual, así como las dificultades con las que se enfrenta día a día el ser humano. "No se trata simplemente de una exposición botánica. Los cuadros guardan un mensaje. En ellos reflexiono sobre las incertidumbres y desasosiegos actuales", explica el propio autor. "A lo largo del tiempo, he observado que las plantas siguen viviendo a pesar de las inclemencias del entorno. Y eso es lo que estoy viendo desde el año 2008 a la actualidad: un hombre que lucha y sobrevive a pesar de las dificultades".

La colección está compuesta por 20 cuadros de diferentes formatos. El óleo es la técnica estrella, pero también se pueden apreciar obras realizadas al pastel, con lápices de colores e, incluso, grafito.

En el mismo acto de inauguración, Roberto Reina presentó también un libro de poesía propio titulado Por encima de las olas. Se trata de una veintena de poemas que complementa la muestra pictórica. "El poemario está plenamente vinculado a la exposición. Habla sobre el hostil entorno que rodea al ser humano en la actualidad", señala Reina. "Me gusta que cada una de mis colecciones se complementen con un libro. Enriquece la obra".

El artista estuvo acompañado ayer durante la presentación por los poetas Onofre Rojano y Carmen Estalricht, además de la historiadora de arte Laura Acosta Ignacio y Margarita Gutiérrez Nogales, vicepresidente de la Casa de la Provincia (Diputación de Sevilla).

Multidisciplinar. No hay faceta artística que se le haya resistido a lo largo de sus 73 años. "Pinto, escribo poemas y obras de teatro y, en mi juventud también era actor. Incluso, hace muchos años, un crítico de teatro llegó a definirme como un gran actor desaprovechado", recuerda risueño Reina. "No obstante, no me siento satisfecho por completo trabajando en una única disciplina. Todo depende del momento y del estado de ánimo. Por eso, yo siempre digo que no me considero un pintor o un escritor, sino un artista".

Antiguo director de la desaparecida Galería Vida y asesor de la Obra Cultural de la Caja de Ahorros San Fernando de Sevilla, la docencia ha marcado su vida profesional desde los años 70. Alumno y después profesor de la Escuela de Artes y Oficio de Sevilla, así como de la Facultad de Bellas Artes, Roberto Reina tiene en su haber numerosos premios nacionales de pintura, dibujo y grabado. Y, aunque se siente muy orgullosos de ellos, no le gusta alardear: "Creo que las personas que nacen con una habilidad tienen la obligación de mostrarla y ofrecerla a los demás de forma desinteresada, sin importarles los premios y los reconocimientos".

Hasta su jubilación como profesor, Roberto Reina ha compaginado la docencia con su labor artística. Fiel a sus principios, el autor busca en la pintura la concreción del pensamiento y del sentimiento a través de la figura y el paisaje. Reina combina su frecuente juego metafórico con una paleta de colores donde los tonos oscuros brillan por su ausencia. "Me gusta utilizar colores vivos. Es cierto que cuando trabajas, tu estado de ánimo te impulsa a utilizar unos tonos u otros, pero yo siempre intento luchar contra mi melancolía con una paleta de colores alegres". Argentina, Chile, Venezuela y Holanda son algunos de los países por los que ha expuesto su obra, e, incluso llegó a colaborar en Francia en una exposición colectiva en memoria de Picasso.

Tampoco se queda atrás como escritor. Entre acuarelas (1995), La piel de la naranja (1998), Eros y Thánatos en el diván (2001) y Selva inmorale (2005) son algunos de los títulos literarios que ha publicado este artista, cuya última exposición, Supervivientes, aquel jardín lejos del idílico paraíso, podrá visitarse hasta final de mes.