Cómo prepararse para un mundo que ya no existe
Rafael Castaño, que alcanzó los cien programas en 'Saber y ganar', ejerce como periodista gracias a su paso por la televisión
Rafael Castaño, ahora en el gabinete de prensa del Ayuntamiento de Sevilla, ha experimentado la frustación del joven formado y desempleado. Nacido en 1990, este licenciado en Periodismo tuvo que ingeniárselas para sobrevivir "en la boca del lobo", como él mismo se refiere al paro. Decidido a probar suerte en concursos televisivos, donde siempre le apasionó participar, encontró en el éxito que el programa de sobremesa Saber y Ganar le otorgó, un escaparate para poder acceder a su primer contrato hace ya varios meses. "A estas edades y parado te sientes un viejo de 20 años; no es que no veas el futuro, es que crees que no lo hay", apuntilla el periodista sevillano.
Sin embargo, Castaño rechaza cualquier generalización acerca de su generación y reprueba la etiqueta ni-ni. "Creo que hay muchos jóvenes que no tienen la posibilidad de que sus estudios sirvan para encontrar trabajo; nacimos preparándonos para un mundo que ya no existe, nosotros somos las víctimas", comenta, y añade que "es necesario pensar a largo plazo y darle estabilidad al sistema educativo para acabar con esta situación en la que muchos estudiantes se preparan sin saber para qué".
Sobre su paso por el programa que presenta Jordi Hurtado, Rafael Castaño no se considera increíblemente culto, admite "saber mucho menos de lo que desconoce" y comenta que pensar que uno es superior por saber la fecha de una batalla concreta, por ejemplo, es un defecto importante.
Asimismo, aun siendo consciente de lo importante que ha sido la televisión para él, no duda en ser crítico con muchos de los productos que son consumidos masivamente a través de ésta. "La televisión en España está perdiendo prestigio, aunque sigue habiendo pequeños oasis. Ahora, además, aparecen nuevos canales que no dejan de ser refritos de lo emitido y de producciones americanas". De internet considera que es "una herramienta muy útil pero con la que hay que tener cuidado, porque ha entrado en las casas sin manual de intrucciones". Y agrega que "la red no es sólo la Wikipedia y el Candy Crush".
Cuando se habla con él, se palpa la ilusión de haber encontrado un sitio que le proporciona indepencia económica y le permite disfrutar. Dice valorar hoy más el periodismo cotidiano, que no está tan idealizado, y manifiesta que le "haría ilusión formar parte de la redacción de un medio de comunicación, sobre todo, por la estrecha relación entre los integrantes, la sensación de comunidad y por conocer otros profesionales que personalmente pueden aportarle mucho".
En la actualidad, desde dentro de una institución como el Ayuntamiento, Rafael Castaño opina que "el joven sevillano necesita pruebas reales de que si se queda va a tener futuro, porque hay que ajustar las oportunidades al mensaje recibido durante años". De la capital hispalense, también alaba su belleza, que cree se valora más cuando uno sale de ella. No obstante, también le disgustan y le apenan ciertas peculiaridades: "Lo respeto, pero algunos sólo piensan en lo mismo durante todo el año y eso hace que la ciudad no crezca o se abra todo lo que podría".
Este periodista sevillano podría representar a una generación preparada, con sus excepciones pertinentes. Sin embargo, su ejemplo no puede extenderse a la mayoría de jóvenes españoles; muchos de ellos tienen que emigrar.
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