Una investigación de la Universidad de Sevilla trabaja en el desarrollo de ingredientes alternativos a partir de insectos comestibles

Un estudio que complementa a las fuentes proteicas convencionales con modelos alimentarios más sostenibles

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Lombrices de tierra
Lombrices de tierra / Freepik

La Universidad de Sevilla ha publicado una investigación que abre nuevas vías para repensar la alimentación desde criterios de sostenibilidad, innovación y seguridad alimentaria. Esta recibe por nombre Revalorización de subproductos agroalimentarios para la obtención de proteínas emergentes para alimentación animal y humana: estudio funcional, toxicológico y organoléptico; Desafío 2050. Está financiada por Ministerio de Ciencia e Innovación y la Agencia Estatal de Investigación (financiado con fondos NextGenerationEU de la Unión Europea) y los investigadores encargados han sido Daniel Gutiérrez Praena (Grupo AFIT) y Cristina Úbeda Aguilera (Grupo AromaSpectrUS).

En este proyecto, se pone de manifiesto que el sector del olivar tiene un aliado que permite dos avances simultáneos: la larva Tenebrio molitor. Por un lado, se obtienen harinas proteicas de alto valor biológico y, por otro, se ofrece una solución técnica a la gestión de los subproductos del aceite. "Lo que hacemos es utilizar el alperujo de las almazaras para crear una dieta específica para estas larvas", explica Daniel Gutiérrez Praena. El Tenebrio ingiere este residuo y lo biotransforma de forma eficiente, con un resultado doblemente valioso, ya que se obtiene la proteína del insecto y, simultáneamente, el alperujo se convierte en lo que denomina como frass, un biofertilizante orgánico de gran interés para los cultivos. Es la economía circular llevada a su máxima expresión: nada se pierde, todo se transforma en recursos de valor.

A largo plazo, el beneficio principal es la independencia. Para la almazara, gestionar el alperujo deja de ser un coste logístico para ser el inicio de dos nuevas líneas de negocio: la producción de harinas proteicas para piensos y la comercialización de frass para la regeneración de suelos. De esta manera se gana independencia estratégica al no tener que importar soja de otros continentes para alimentar al ganado, por ejemplo, transformando nuestra biomasa en recursos locales. Además, este modelo es exportable, es decir, que, tras el pertinente estudio de viabilidad, este proceso de bioconversión podría aplicarse a otros residuos del tejido agroindustrial andaluz, multiplicando las oportunidades de nuestra región.

Este proyecto surge a partir de la convocatoria de proyectos estratégicos del Ministerio de Ciencia e Innovación y los fondos NextGenerationEU. Con esto en mente, ya observaban que las almazaras generan un volumen ingente de subproductos que les suponen un reto económico. De esta manera, se preguntaron si podían cerrar ese círculo utilizando un proceso biotecnológico. El candidato ideal era el Tenebrio molitor, no solo por su eficiencia, sino porque la EFSA lo tiene recogido como especie segura para el consumo humano. "Lo que enriquece este proyecto es su carácter interdisciplinar, ya que sumamos los conocimientos de expertos en toxicología, nutrición, bromatología y tecnología de los alimentos para tener una visión de 360 grados", aclara.

Esta investigación ha tenido un contraste en cuanto a opiniones. A nivel divulgativo, la propuesta ha tenido una aceptación fantástica. Es un tema que, por su novedad y por lo disruptivo que resulta el poder probar un insecto, despierta un interés natural inmediato. Siempre que presentamos el proyecto, la gente se sorprende y quiere saber más. Esa curiosidad es una herramienta de comunicación muy potente para explicar todos los conceptos relacionados con nuestra investigación.

En el plano social y nutricional, la realidad es distinta. Aquí todavía se topan con el dogma cultural del consumo de insectos. "En la población occidental no estamos acostumbrados a considerar los insectos como alimento, y existe una barrera psicológica importante", expone. Por eso insistimos en que nuestro enfoque principal es la alimentación animal o el uso como suplemento. No pretendemos cambiar los hábitos de la sociedad, sino ofrecer una alternativa nutricional más para suplir carencias nutricionales e ir integrándola poco a poco.

Por último, a nivel científico y empresarial, están aun en etapas iniciales. "Si bien hemos tenido la suerte de colaborar estrechamente con algunas almazaras que han sido fundamentales para obtener las muestras y validar los sustratos, todavía nos encontramos con dificultades a la hora de encontrar empresas que den el paso definitivo y se interesen realmente en invertir o implementar esta tecnología a gran escala", explica. Hay interés intelectual, pero falta ese empuje final para que la industria vea que esto es un negocio rentable.

La conclusión principal es que la bioconversión mediante Tenebrio molitor es una herramienta real y eficaz. "Hemos demostrado que las larvas no solo sobreviven, sino que prosperan con el alperujo, eliminando este residuo y convirtiéndolo en harinas proteicas de excelente perfil nutricional y en frass de alta calidad agrícola", expone. De cara al futuro, los pasos son claros, escalar el proceso industrialmente en las almazaras, aplicar la metodología a otros sustratos (subproductos de frutos secos o cítricos) y explorar el potencial bioactivo de estas harinas para la salud preventiva. Hemos pasado de la teoría a una realidad científica sólida dispuesta a generar empleo y valor en nuestra tierra.

Referencias bibliográficas:

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