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Camino de Santiago desde Sevilla | Etapa 22 de la Vía de la Plata: Zamora-Montamarta

La Ermita de la Virgen del Castillo, en Montamarta.

La Ermita de la Virgen del Castillo, en Montamarta. / Emilio J. de los Santos

Es hora de despedirse de la bonita ciudad de Zamora. La jornada que nos aguarda es sencilla y corta, aunque volverá a ser bastante monótona. La Vía de la Plata se adentra en la comarca de la Tierra de Pan, caracterizada por sus extensas llanuras con cultivos de cereales. 

Lo primero que hay que hacer es callejear por el casco histórico zamorano para llegar al lado norte de la localidad. En una esquina de la Plaza Mayor, veremos un bar (Los Abuelos). Tomamos la Calle Reina, que arranca junto al establecimiento. Avanzamos por la Plaza Leña hasta la Puerta de Doña Urraca, que nos permite atravesar la muralla. Bajando la Cuesta de San Bartolomé, damos con una rotonda y la atravesamos hacia la izquierda, por la Calle Puebla de Sanabria. A los pocos metros, en la bifurcación, nos desviamos levemente a la izquierda por la Calle de la Hiniesta. Cuando avancemos por aquí, veremos la señalización que indica el comienzo del Camino Zamorano. No nos desviamos: nuestro camino es la Vía de la Plata.

Siempre de frente, iremos dejando atrás las casas para acceder a los polígonos industriales del extrarradio de la ciudad. Tras una amplia glorieta, andamos junto a la carretera un kilómetro hasta que veamos un camino de tierra por la derecha. Pasaremos una chatarrería y, poco después, superamos la Autovía del Duero por un puente peatonal. En cuanto lo pasemos, doblamos a la derecha, para tomar el próximo sendero a la izquierda. Así alcanzamos un cruce, volvemos a tomar la derecha y conectamos con la N-630 en otra rotonda. Por la izquierda llegamos a Roales del Pan, única localidad intermedia de la etapa.

Al entrar en Roales del Pan veremos un curioso patio con muchas figuras. Al entrar en Roales del Pan veremos un curioso patio con muchas figuras.

Al entrar en Roales del Pan veremos un curioso patio con muchas figuras. / Emilio J. de los Santos

Este pueblo, de casi mil habitantes, centra su actividad en la agricultura principalmente. Sólo hay que ver los extensos campos de cereales en los alrededores. Cuenta con bares y tiendas, lo que lo convierte en un punto ideal para desayunar o hacer un descanso.

Antes de entrar en el municipio, el recorrido avanza por la Calle General Franco, paralela a la N-630, hasta la Plaza Mayor, donde está el Ayuntamiento y la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. Sin desviarnos, ya al fondo, dejamos de pisar asfalto y volveremos a una pista de tierra bastante amplia y cómoda. A los pocos metros, damos con dos intersecciones muy seguidas: giramos a la derecha en la primera y a la izquierda en la segunda.

Tras Roales del Pan, volvemos al mismo escenario de los últimos días: caminos agrícolas a través de campos de cultivo de cereal. Tras Roales del Pan, volvemos al mismo escenario de los últimos días: caminos agrícolas a través de campos de cultivo de cereal.

Tras Roales del Pan, volvemos al mismo escenario de los últimos días: caminos agrícolas a través de campos de cultivo de cereal. / Emilio J. de los Santos

Ahora andamos por el Camino de Montamarta, otra larguísima recta que prácticamente nos dejará en nuestro destino (el nombre no deja lugar a dudas). Nos aguardan campos y más campos de cultivo mientras vemos a la derecha la Nacional y la A-66. A los 6 kilómetros de Roales del Pan, nos topamos con la vía del AVE Madrid-Galicia. Superamos el obstáculo por un paso elevado. 

El sendero acaba dando un pequeño giro a la izquierda para dejarnos en otro cruce. Doblamos a la derecha y seguimos de frente hasta otra intersección de caminos. Para llegar al pueblo, seguimos de frente, superamos el Arroyo de las Arrieras y continuamos por el carril a la diestra hasta las primeras casas de Montamarta. Por la Calle Majada se llega a la Plaza Mayor. Si buscamos el albergue, éste se encuentra unos 500 metros fuera de la localidad, al pie de la N-630.

El Zagarrón es una fiesta destacada en Montamarta. En el centro del pueblo veremos una estatua dedicada. El Zagarrón es una fiesta destacada en Montamarta. En el centro del pueblo veremos una estatua dedicada.

El Zagarrón es una fiesta destacada en Montamarta. En el centro del pueblo veremos una estatua dedicada. / Emilio J. de los Santos

Montamarta, conocido popularmente como el pueblo de las cigüeñas, es un municipio fundado con las repoblaciones de los reyes de León tras la Reconquista. En el siglo XX, perdió parte de sus casas anegadas por la construcción del Salto del Ricobayo. Destaca la Ermita de la Virgen del Castillo, ubicada en el lado opuesto del pantano y dominando el paisaje sobre una peña. En este pueblo se celebra la curiosa fiesta del Zangarrón, un personaje disfrazado con máscara, tridente y cencerros que sale a la calle en Año Nuevo y el Día de Reyes pidiendo el aguinaldo y persiguiendo a los mozos solteros. Si damos un paseo, podremos ver una estatua suya en la Plaza Mayor.

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