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Camino de Santiago desde Sevilla | Etapa 23 de la Vía de la Plata: Montamarta-Granja de Moreruela

Señal que indica la bifurcación de la Vía de la Plata en Granja de Moreruela.

Señal que indica la bifurcación de la Vía de la Plata en Granja de Moreruela. / Emilio J. de los Santos

Toca meditar sobre cómo afrontar los próximos días. Al final de esta etapa llegamos a la gran bifurcación de la Vía de la Plata. Granja de Moreruela marca el punto en el que se separan los principales trayectos hacia Santiago de Compostela. En la localidad veremos un cartel que indica dónde está esa separación.

El trazado principal continúa hacia el norte, pasando por Benavente y La Bañeza hasta conectar con el concurrido Camino Francés en Astorga. Lógicamente, al desembocar en el recorrido más conocido y transitado, el peregrino se despedirá de tanta tranquilidad. No obstante, es el que más comodidades y patrimonio tiene.

La otra alternativa es el desvío hacia el oeste. Por tierras sanabresas, el Camino visita Orense antes de alcanzar Santiago por el sureste. Esta opción mantiene la soledad, pero es un recorrido más exigente y con menos servicios que el anterior.

El primer paso es cruzar la corta del Ricobayo y alcanzar la ermita de la Virgen del Castillo. El primer paso es cruzar la corta del Ricobayo y alcanzar la ermita de la Virgen del Castillo.

El primer paso es cruzar la corta del Ricobayo y alcanzar la ermita de la Virgen del Castillo. / Emilio J. de los Santos

Sea lo que sea, esta decisión podremos sopesarla bien en la etapa que nos ocupa. Montamarta-Granja de Moreruela no es larga y su perfil, aunque algo más ondulado que días previos, no es complicado. Salvo por su final, puede resultar hasta distraída por los bandazos que da y por alguna sorpresa que atesora.

La salida es fácil: hay que cruzar hasta la Ermita de la Virgen del Castillo. A la espalda del pueblo, buscamos la Calle Zarpadiel y desde ahí veremos con claridad el camino a seguir por la cola del embalse. Ya en el otro lado, podemos subir a la ermita para visitar a la patrona de Montamarta. Nuestra senda rodea el cerro por la derecha y llega a un cruce de caminos: doblamos a la izquierda.

Nos aguardan más caminos agrícolas de rojiza tierra atravesando campos de cultivo. Nos aguardan más caminos agrícolas de rojiza tierra atravesando campos de cultivo.

Nos aguardan más caminos agrícolas de rojiza tierra atravesando campos de cultivo. / Emilio J. de los Santos

A continuación, andamos durante unos 3,5 kilómetros por una larga recta. En un par de ocasiones, alcanzamos unas intersecciones, pero siempre iremos de frente. Un pequeño quiebro nos hace cruzar la N-631 y, por un túnel, las vías del AVE. Al otro lado, nos reencontramos con la carretera hasta que veamos una salida de tierra por la derecha. Este camino nos conducirá hasta un paso elevado que supera la A-66.

Durante otro trecho, caminaremos en paralelo a la autovía hasta toparnos un puente que sortea un brazo del Embalse del Ricobayo. Justo después, otro paso elevado nos permite cruzar de nuevo la autovía. En el lado opuesto, el sendero de tierra comenzará a separarse de las carreteras.

Ruinas de Castrotorafe vistas desde el camino. Ruinas de Castrotorafe vistas desde el camino.

Ruinas de Castrotorafe vistas desde el camino. / Emilio J. de los Santos

El recorrido nos aproxima a un pequeño tesoro escondido en estas amplias llanuras: las ruinas medievales de Castrotorafe, también conocida como la Zamora Vieja. Se trata de un despoblado que hace siglos llegó a ser un importante punto defensivo dada su estratégica ubicación junto al Río Esla. Villa con iglesia y castillo, cayó en decadencia hasta su ruina a finales del XVII. Actualmente es de acceso libre y se puede visitar, destacando alguna parte de su muralla o el mencionado castillo, que se conserva bastante bien por fuera. Todo el conjunto es un Bien de Interés Cultural (BIC).

El Camino de Santiago rodea a cierta distancia estas ruinas ofreciendo una panorámica exterior de las mismas. Una vez que lo dejemos atrás, el próximo objetivo es Fontanillas de Castro. Este pueblo, con bar, tienda y hasta albergue, es opcional: no es necesario entrar en él, ya que hay un pequeño atajo que parte a la izquierda unos 100 metros antes de alcanzar el límite de las casas.

Con el siguiente municipio intermedio pasa exactamente lo mismo. A 4 kilómetros de Fontanillas, tenemos Riego del Camino, también con todos los servicios. Asimismo, se puede evitar acceder a sus calles doblando a la izquierda en un camino agrario antes de pisar el arcén de la Nacional, a cuyos pies comienza la localidad.

Parroquia de San Juan Evangelista, en Granja de Moreruela. La bifurcación de la Vía de la Plata está a su espalda. Parroquia de San Juan Evangelista, en Granja de Moreruela. La bifurcación de la Vía de la Plata está a su espalda.

Parroquia de San Juan Evangelista, en Granja de Moreruela. La bifurcación de la Vía de la Plata está a su espalda.

A continuación, el sendero comienza a aproximarse otra vez a la A-66. A los 2,5 kilómetros del último pueblo, se atraviesa por un paso elevado esta autovía. El próximo tramo, de unos 4 kilómetros, es fácil: se camina en paralelo a la mencionada A-66 hasta llegar a una estación de servicio. Entonces una recta nos irá separando de las vías de comunicaciones hasta internarnos en el municipio que marca el final de la etapa.

Merece la pena visitar el Monasterio de Santa María de Moreruela, cerca de Granja de Moreruela. Merece la pena visitar el Monasterio de Santa María de Moreruela, cerca de Granja de Moreruela.

Merece la pena visitar el Monasterio de Santa María de Moreruela, cerca de Granja de Moreruela. / Emilio J. de los Santos

Como se ha explicado, Granja de Moreruela contiene la gran bifurcación de la Vía de la Plata. Encontraremos la señal tras la Parroquia de San Juan Evangelista, aunque esta decisión la tomaremos en la próxima jornada. Este pueblo destaca también por otra cosa: las ruinas del Monasterio de Santa María de Moreruela, considerado uno de los primeros de la Orden del Císter en España. El edificio, del siglo XII, está en un lugar apartado, a unos 3,5 kilómetros del núcleo urbano. No obstante, merece la pena acercarse ya que nos sorprenderán gratamente sus restos. Cuenta con un centro de interpretación en sus proximidades.

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