“Sevilla tiene cinco universidades y los tres barrios más pobres de España”

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Hoy está en Roma y el día 23 Saiz Meneses ingresa en la Academia de Medicina

10813837 2025-02-08
“Sevilla tiene cinco universidades y los tres barrios más pobres de España”

Además del don, haría falta un dron. José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla, bromeaba con esta nueva herramienta para que salieran todos los participantes en el vigésimo sexto Encuentro de Pensamiento Cristiano que el pasado jueves acudieron a su llamada en la Sala Marcelo Spínola, antigua biblioteca del Palacio Arzobispal.

Hoy está en Roma y el día 23 Saiz Meneses ingresa en la Academia de Medicina

Esta sala rectangular albergó a un centenar largo de personas. Una amplia representación de la sociedad civil sevillana. Sevilla es la Nova Roma del arzobispo, que hoy estará de nuevo en el Vaticano, acompañado por el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, para dar cuenta del balance del II Congreso de Hermandades y Piedad Popular. Este castellano de Sisante (Cuenca) que llegó desde la diócesis de Tarrasa ya ejerce como un sevillano más. El jueves introdujo las pautas del tema del Encuentro, Dialogar en una sociedad polarizada.

Después de una introducción con mucha enjundia, se presentaron sendas ponencias a cargo de Rafael Carmona, presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, nada representa mejor el diálogo que las dos orillas del río Guadalquivir, el que evangelizó América, y de Concha Yoldi García, presidenta de Persán, firma líder mundial en la cadena de detergentes, pura y limpia, una de las primeras mujeres que se licenciaron en Económicas y Empresariales, Universidad a la que volvió con todos los honores como presidenta del Consejo Social de la Universidad de Sevilla, cargo que desempeñó entre noviembre de 2015 y octubre de 2024.

A falta de sus obispos auxiliares, los Teodoro y Ramón que aparecen en todas las peticiones de las misas de la diócesis, el arzobispo contó con dos ayudantes de postín, Enrique Belloso, delegado diocesano de Apostolado Seglar, y Joaquín López-Sáez, director de Cope Sevilla. El arzobispo de Sevilla se ha hecho un sevillano exprés. Contó que cuando en abril de 2021, en plena pandemia, fue nombrado arzobispo de la archidiócesis, sólo había estado tres veces en Sevilla: en una Pastoral Juvenil Salesiana; en una función de la Macarena, “de la que salí nombrado hermano” (cada vez que visita Roma a las reuniones del Dicasterio lleva alma de armao de la Macarena) y una tercera a una reunión de consiliarios de Cursillos de Cristiandad.

El próximo 23 de febrero se corre el maratón de Sevilla. Ese día, Monseñor Saiz Meneses ingresará en la Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla, la más antigua de Europa, con un discurso sobre la Antropología de Viktor Frankl, psiquiatra, neurólogo y filósofo vienés que sobrevivió a cuatro campos de concentración nazis entre 1942 y 1945.

“En la era de la hipercomunicación estamos más aislados que nunca”. Es el diagnóstico que en su introducción hizo el arzobispo de Sevilla. Su exposición fue un viaje entre dos encíclicas separadas por seis décadas pero unidas por un idéntico anhelo. Pablo VI, el cardenal-arzobispo de Milán que sustituyó a su muerte a Juan XXIII y completó su legado del Concilio Vaticano II, es considerado el Papa del Diálogo, bases que aparecen en su encíclica Ecclesiam Suam de 1964. El año de la coronación de la Macarena. Cuatro años antes del mayo francés y puente entre dos asesinatos simbólicos, el de John Fitzgerald Kennedy y el de Martin Luther King. El diálogo, en su esencia de entender al otro, de ponerse en su lugar, es también un firme alegato contra la violencia. Esa bibliografía pontificia se completa con la encíclica Fratelli Tutti, del papa Francisco.

Un texto al que se refirieron en sus respectivas exposiciones tanto Rafael Carmona como Concha Yoldi, porque el Pensamiento Cristiano traspasa los márgenes de un ideario confesional para impregnar todas las facetas de la vida: la cultural, la empresarial, la universitaria, la mercantil… “La figura del empresariado no tiene nada que ver con el capitalismo salvaje del siglo XIX”, dice Saiz Meneses. Hay que disfrutar con la lectura de Dickens, pero no hay que quedarse en su tiempo. Carmona insiste en la virtud del diálogo como capacidad de “hablar escuchando” y Concha Yoldi reivindica el papel esencial de los que vienen de fuera, mano de obra y corazones de sobra.

Un diálogo que según el arzobispo tiene cuatro características: claridad, mansedumbre, confianza y prudencia. Un diálogo con Dios a través de la oración; diálogo con uno mismo; con los demás; y con la naturaleza y la creación. “El diálogo no es sinónimo de relativismo”, dice citando al papa Francisco. Su predecesor, cuando todavía Joseph Ratzinger no era Benedicto XVI, habló en una homilía de la “dictadura del relativismo”.

Después de los ponentes, se abrió al turno a los asistentes. Abrieron el fuego de la palabra el empresario Eustasio Cobreros, el catedrático Manuel García, cronista oficial de Carrión de los Céspedes, y Cristina Peláez, portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Sevilla. El arzobispo contó que en sus tiempos de obispo de Tarrasa y sus ocho años como capellán de la Universidad Autónoma de Barcelona se reunió “con alcaldes socialistas, de Convergencia, de Esquerra Republicana y dos alcaldes efímeros de Podemos”. Un diálogo siempre fructífero.

Estos Encuentros de Pensamiento Cristiano, cuya 27 edición convocó para el próximo 1 de julio, no son el germen de ningún movimiento político. Esto no va de una nueva Democracia Cristiana. “Cristo no estaba en política”, dice el arzobispo, “el político era Pilatos. Los saduceos apoyaban a los romanos; los fariseos eran los fanáticos y los zelotes un grupo terrorista”.

Cuando se confirmó su nuevo destino episcopal, lo entrevistaron en Tarrasa y le pidieron que resumiera Sevilla con una palabra. “Dije grandeza, y no es ojana, porque la historia civil de Sevilla es brillante. Han venido de visita cuatro curas italianos de Milán y les dije que de aquí habían salido dos emperadores romanos, y de los buenos. De pequeño me encantaba la historia de Grecia y de Roma. Sevilla fue capital del mundo. Somos herederos de una historia grande, hay una parte de chovinismo, pero está justificado. Algunos hablan de Sevilla como la ciudad de los excesos, yo prefiero decir que es la ciudad de la grandeza, tampoco vamos a flagelarnos”. De lo grande para lo bueno y para lo malo, para que nos tomen por locos o para que nos lleven al psiquiatra. “Una ciudad con una riqueza económica, cultural, con cinco universidades y también los tres barrios más pobres de España. Eso está en el ranking y me duele”.

Un año jubilar de encuentros en la primera fase, la del diálogo, es un buen momento para empezar a corregir esas desaplicaciones, palabra que puso de moda un entrenador de fútbol llamado Vicente Cantatore. En su reflexión final, dirigiéndose al abigarrado auditorio donde había personas que han ocupado muchas páginas en los periódicos, muchas horas de radio, muchos honores y parabienes, que han llevado el nombre de Sevilla a los confines más lejanos y a las lejanías más próximas y lacerantes, les dijo que “imagino que todos sois católicos y creyentes, pero si algunos fuerais agnósticos o ateos me da igual; yo soy padre de los del Betis y del Sevilla; de los de Joselito y de los de Belmonte… sigamos adelante, luchemos y no perdamos la esperanza”.

Puertas del cielo, puertos del mar en la analogía de Rafael Carmona desde Sanlúcar a la dársena; puente de nombres entre Concha Yoldi y Concha Caballero, una luchadora por las causas de los más desfavorecidos que dio nombre a uno de los premios que jalonan el currículum de la presidenta de Persán, que citó en su intervención a Saramago, el portugués que se hizo andaluz consorte y adoptivo y consiguió el Nobel de Literatura en 1998.

La Sala Marcelo Spínola empezó a despoblarse. El dron se hermanaba con el don. Un encuentro como antídoto contra una “sociedad inmersa en numerosas polarizaciones y desencuentros” que también penetran en el ámbito eclesial, “detectamos que las mismas polarizaciones existentes en la sociedad laten en el seno de la Iglesia”. El diálogo que fue la clave de la Transición, etapa de la Historia de España en la que existió una revista y un grupo editorial llamados Cuadernos para el Diálogo. Hoy hacen furor los Monólogos.

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