13 de diciembre: En el bar más antiguo de Sevilla, una tapa sin carne que mantiene viva la tradición

Un bar centenario que ha visto pasar generaciones de sevillanos mantiene viva una de las tapas más tradicionales de la ciudad

12 de diciembre: Cuando lo casero manda y el guiso te encuentra antes de que tú lo busques

En el día 13 visitamos un bar clásico de los de toda la vida / Carolina Rojas

En el corazón del centro de Sevilla se encuentra El Rinconcillo, un bar que no solo es un clásico de la ciudad, sino un auténtico testigo de su historia. Con más de tres siglos de trayectoria documentada, este establecimiento es uno de los más antiguos que siguen en funcionamiento, y su esencia sevillana se mantiene intacta gracias a la dedicación de su equipo y a la fidelidad de sus parroquianos. Javier, propietario del bar, cuenta con orgullo cómo el local ha pasado de ser un simple despacho de vino en el siglo XVII a convertirse en un referente de la gastronomía tradicional sevillana.

Entre sus muchas tapas, destaca una que se ha convertido en seña de identidad del lugar: las espinacas con garbanzos. Esta tapa, que combina sencillez y sabor, es un emblema de la cocina sevillana y refleja la filosofía del Rincóncillo: recetas tradicionales, hechas con cariño y respeto por la materia prima. Javier explica que la clave está en dedicarle tiempo y atención, cocinando cada plato con mimo para que el resultado final sea siempre delicioso. La tapa no solo es apreciada por los clientes habituales, sino que también sorprende y conquista a quienes visitan Sevilla y quieren probar un bocado auténtico de la ciudad.

Los parroquianos del Rincóncillo suelen recomendar esta tapa a los nuevos visitantes antes de que siquiera tengan que preguntar, lo que demuestra la popularidad de las espinacas con garbanzos y la reputación del bar. Javier subraya que gran parte del éxito radica en la transmisión de técnicas y sabores de generación en generación, combinando la tradición con la constancia y el trabajo diario. Cada plato refleja la historia del local, sus raíces y el amor por la cocina casera.

Pero el Rinconcillo no se limita a las espinacas con garbanzos. Su carta ofrece un amplio abanico de tapas: bacalao con tomate, bacalao con roteña, pavía de bacalao, croquetas de jamón, carrillada ibérica en salsa, pluma ibérica, secreto ibérico, arroz chacinero y muchas más. Cada tapa es elaborada con la misma filosofía: ingredientes de calidad, preparación cuidadosa y un toque de historia sevillana en cada bocado. La combinación de tradición, sabor y ambiente auténtico convierte a este bar en un lugar imprescindible para quienes buscan experimentar la verdadera Sevilla a través de su gastronomía.

El Rinconcillo no solo sirve comida, sirve historia y cultura, todo ello acompañado del cariño y dedicación que solo un bar con siglos de vida puede ofrecer.

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