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Ilusión por asumir nuevos galones

  • Hernangómez alaba la figura del técnico en su apuesta por Sevilla y Bamforth confía en su rápida adaptación

La figura de Aíto García Reneses no es una cualquiera en el baloncesto nacional. Es un atractivo, un filón para las jóvenes promesas y si hace unos días era Franch quien destacaba que tenerlo de entrenador en la capital hispalense fue un detonante para que recalase en el Cajasol, ayer repitió argumento Willy Hernangómez, al que también le tiró la sangre sevillana que corre por sis venas.

El madrileño, presentado ayer junto al estadounidense Scott Bamforth, afronta una verdadera prueba este curso. Renovado por el Real Madrid hasta 2017 y cedido después a la entidad andaluza, este año tendrá minutos de verdad en la ACB, nada que ver con los que disfrutó la pasada temporada con Pabl Laso en partidos prácticamente resueltos. "Jugar en el Cajasol es una gran oportunidad que no podía dejar pasar. Es un gran club y el entrenador es el mejor posible para los jóvenes como yo. También es un punto a favor tener familia aquí, ya que será un apoyo fundamental que hará más fácil la adaptación", afirmó el pívot (2,10 metros), al que le une un estrecho vínculo con la capital hispalense al ser hijo de la ex jugadora internacional sevillana Margarita Geuer.

Hernangómez, que este año disputó el Mundial sub 19 y ha sido internacional desde la categoría sub 16, no será el más joven de la plantilla cajista por apenas un mes, ya que Radicevic es de abril de 1994 y el interior, de mayo. Su pareja de baile en el juego interior será Balvin (2,17 metros), que el 20 de septiembre cumple 22 años. "No creo que nuestra juventud sea un problema en esta liga", aseguró.

Junto al madrileño compareció Scott Bamforth, que da el salto a Europa desde la Liga Universitaria estadounidense (NCAA) tras promediar en el último curso con Weber State 14 puntos, 3,8 rebotes y 2,4 asistencias. "Cajasol era la mejor opción para mí y para mi familia. Es un buen club con una buena estructura y creo que el equipo puede hacer grandes cosas", afirmó el escolta, un tirador para el que el cambio de distancia de la línea de triple (en el baloncesto FIBA está a 6,75 metros y en la NCAA a 6,32) no será un problema: "Estoy entrenando duro y no creo que me afecte, porque normalmente solía lanzar desde bastante más atrás de la línea de triple", explicó.

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