Un año y poco más de dos meses después puede decirse que Jefferson Capital Funding es, definitivamente historia (¿negra?) en el Baloncesto Sevilla. La destitución del director general y deportivo, José Luis Galilea, el director de marketing, Francisco Viudes, y el técnico ayudante Audie Norris pone fin, definitivamente, al capítulo de Jefferson Capital Funding en la entidad y abre una vía de paz social necesaria para encarar la nueva y exigente temporada.

Los tres llegaron de la mano de Jeffrey Meythaler cuando el fondo de inversión estadounidense se hizo con la entidad, y se marchan poco después de que el antiguo propietario recuperase sus acciones ante el incumplimiento de los pagos por parte de la empresa americana. Ninguno será recordado por su excelente trabajo en la capital andaluza, pese a las promesas -caídas en saco roto- del pasado verano. Galilea, ex jugador, emprendía en Sevilla su camino como director deportivo y general. Fichajes de paupérrimo rendimiento en su mayoría, decisiones erróneas como cortar a Bamforth, ahora recuperado para la causa, el empecinamiento por Roth cuando el equipo se hundía o acusaciones directas a los jugadores por los malos rendimientos protagonizaron su gestión, en la que nunca alzó de verdad la voz en contra del dueño que lo puso a él en el cargo.

Viudes se va sin apenas aportar un euro a la caja de la entidad cuando debía hacer lo contrario. El club sigue como cuando él entró: sin un patrocinador -es el único de la ACB en esta situación- y habiendo perdido masa social por sus continuos desencuentros con aficionados en las redes sociales.

Norris, por su parte, pone fin a su etapa como técnico ayudante apenas un curso después de haberla iniciado. Desde el lunes acudía a los entrenamientos de pretemporada del equipo, si bien apenas participaba. Sabía que su continuidad era cuestión de días ya que, como sus dos compañeros, se había enfrentado a la afición afirmando que durante la temporada había recibido insultos racistas. Eso, claro, después de hacer campaña junto a Joan Laporta teniendo contrato con el CB Sevilla.

Se marchan sin dar explicaciones en varios asuntos, pero al menos se van y con ellos se pone punto final a un capítulo en la historia del club que pudo llevarlo a la desaparición.