Cine

¿A qué meterse?

Iron Man 2. Acción, EE UU, 124 min. Dirección: Jon Favreau. Guión: Justin Theroux. Intérpretes: Robert Downey Jr, Scarlett Johansson, Mickey Rourke, Samuel L. Jackson, Gwyneth Paltrow. Montaje: Dan Lebental, Richard Pearson. Fotografía: Matthew Libatique. Música: John Debney.

Si existiera un juicio final cinematográfico en el que un dios del cine juzgara, una tras otra, a las generaciones de cineastas y espectadores que conforman el llamado cine comercial, las dos o tres últimas acabarían en un infierno parecido a esta película (o cualquier otra de las muchas que se parecen tanto a ella que un espectador no hipnotizado por los efectos y el ruido podría incurrir en una grave deslocalización y acabar no sabiendo en qué multisala igual a cientos de multisalas de qué centro comercial igual a cientos de centros comerciales está viendo esta película igual a docenas de películas basadas en tebeos).

Dirigida -por decir algo- por el actor, productor, guionista y realizador Jon Favreau, a quien se deben perlas cultivadas como Elf, Zathura y la primera entrega de Iron Man, pretende ser una secuela original y no una mera prolongación de la chatarrería anterior. Por eso arranca con unos pases de thriller de espionaje con connotaciones supuestamente políticas para, inmediatamente, pasarse a lo que su público espera de ella: más chatarra, más efectos, más ruido, más humor elemental, más exaltación de la destrucción y más juego con aparentes transgresiones de todo tipo (hace tiempo que acabó la era de los superhéroes escamondados y educados: la moda de la cascarria y del lado oscuro, ya saben, servida en este caso por la desquiciada interpretación de un Robert Downey Jr. sin riendas). Sólo los fans del género y los amantes de rascar aguas filosóficas o contraculturales de estas planas y convencionales máquinas de hacer dinero quedarán satisfechos. Salvo que se pertenezca a este último grupo de legitimadores de la nada, la labor de la crítica en estas películas es un poco impertinente. Y además, inútil. Si entre el productor, el director y el público existe tan buen entendimiento, ¿a qué meterse a opinar sobre si se trata, dentro de su género, de peor o mejor cine? Con muchos medios y hábil rutina unos ofrecen lo que otros demandan. Pues santas pascuas.

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