Quedan 12 días para que concluya el mercado de fichajes de verano y aún podría haber alguna variación en la plantilla del Sevilla. Aun así, parece que las líneas maestras de la composición del equipo están marcadas y la defensa continúa despertando algunas dudas, como en años precedentes. Míchel ha recibido dos refuerzos para la retaguardia, los que había demandado, y ya hizo debutar a uno de ellos. Botía, que llegó una semana antes del debut liguero, aún necesita empaparse de la metodología y el sistema táctico, puesto que el de central es uno de los puestos en los que estos aspectos son absolutamente imprescindibles. Cicinho, en cambio, ya ha dejado muestras de lo que puede ofrecer y ha dado una imagen más que positiva. Con todo, se pueden sacar algunas conclusiones sobre la defensa, siempre mirada con lupa en el Sevilla.

De entrada, Míchel, a la espera del definitivo acoplamiento de Botía, le ha dado el perfil izquierdo a Spahic. El bosnio ha realizado buenos partidos ahí durante la pretemporada acompañado de Cala en la derecha. Sin embargo, con Fazio junto a él hubo más incertidumbre cuando el fuego dejó de ser de fogueo. Spahic, que tapó un par de errores de Fazio en la primera mitad, fue protagonista negativo en la segunda parte. Su suficiencia ante Miku casi cuesta un gol antes de su mutismo en el córner del gol de Alexis. Incluso realizó una falta evitable a falta de 30 segundos que pudo ofrecerle al rival una ocasión de oro para empatar. Sigue sin convencer.

Además, la profundidad de Cicinho dejó en evidencia en la primera parte a Fazio, que se veía con demasiado espacio a su alrededor. Para cubrir sus constantes subidas, hace falta un central con más explosividad y rapidez de reacción o que un medio, Medel o el que sea, esté atento a la cobertura. En los tiempos de Daniel, Javi Navarro y Poulsen o Martí se encargaban de esta faceta. Cicinho, sobre todo en casa, también necesitará un escudero.