Dudar al principio del camino es una respuesta vital que les ocurre a todos los seres humanos desde su más tierna infancia y que se traslada a los más distintos campos del desarrollo humano. El Sevilla, en tanto que grupo que debe ofrecer una respuesta colectiva, también las aparenta desde fuera. Sin embargo, por muchas incógnitas que tenga el aficionado de a pie sobre qué deriva tomará la senda del equipo de Míchel en la segunda etapa del técnico en Nervión, desde el interior se traslada una idea de convicción y de fortaleza. Ratificar esta imagen que se intenta irradiar es la firme intención con la que ayer tarde arribó el Sevilla a Granada, un lugar que el año pasado fue propicio a un equipo muy similar al que hoy se pondrá en liza en Los Cármenes.

Míchel tiene la posibilidad de repetir el mismo once titular y también la voluntad de, en este segundo pasito de la incipiente temporada, mejorar las prestaciones del equipo. El entrenador sevillista está obsesionado con el lema que eligió para el anuncio publicitario de la campaña de abonos y espera que el grupo con el que, según confiesan los propios protagonistas, está trabajando tan maravillosamente bien entre semana responda como eso, como un equipo cuando llegue la hora de la verdad, la competición frente a otro equipo que quiere lo mismo y que puede tener similares dudas en el inicio de su particular senda.

Los Cármenes se aparece en esta segunda parada del nuevo Sevilla de Míchel como un lugar idóneo para despejar esas dudas que dejó el triunfo sobre el Getafe en el estreno. Allí venció por 0-3 el pasado 26 de marzo un equipo muy similar al que comparecerá hoy, con al menos siete jugadores repetidos: Fazio, Fernando Navarro, Medel, Trochowski, Jesús Navas, Reyes y Negredo. Diego López por Palop, Cicinho por Coke, Spahic o Botía por Escudé, y Rakitic en lugar de Manu del Moral serán los que completarán el once en la cita de esta noche, en teoría. Poca variación en un cómputo global, pero con matices diferenciadores importantes.

Aquel equipo venció por un 0-3 menos rotundo de lo que dejó el marcador. Granada y Sevilla depararon un vibrante partido de ida y vuelta, de esos encuentros abiertos que tanto gustan al espectador y tan poco a los técnicos, que se decantó de la parte visitante gracias a la pegada que evidenciaron Negredo y Manu del Moral, éste dos veces. Pero aquel equipo, ya con Míchel al mando, se dejó llegar demasiado. Corregir esto y funcionar más en bloque es lo que está tratando de inculcar el técnico madrileño a los suyos, con un nuevo esquema de 4-3-3 que debe asegurar más control, del balón y del partido en general.

Ante el Getafe, salvo errores puntuales y aislados, el Sevilla no concedió demasiadas fisuras y ganó con cierta comodidad pese al ajustado e inquietante 2-1. Aun así, Míchel aún debe realizar ajustes en el nuevo esquema. Por ejemplo, la vigilancia defensiva ante las constantes subidas de Cicinho; o la respuesta de la pareja de centrales, en la que podría entrar Botía en lugar de Spahic; o que Medel no quiera apagar todos los fuegos a la vez y guarde la posición; o la mayor participación en la creación de Trochowski, y no sólo en la resta, para que el juego tenga más continuidad y no recaiga toda la responsabilidad en Rakitic; o la optimización de la respuesta de Reyes, en todos los sentidos.

Enfrente estará un Granada al que Juan Antonio Albacete Anquela ha insuflado la energía y la ilusión del debutante en la categoría. El jiennense, tras demostrar su valía táctica en el Alcorcón, se estrenó con derrota en Vallecas, pero por un gol postrero y tras un partido muy parejo. El Granada va a dar guerra, por la experiencia y el oficio de su medular y por el dinamismo y la capacidad de trabajo de sus tres cuartos, y no está exento de calidad: Orellana, El Arabi, el irregular Torje. El Sevilla sabe lo que tendrá enfrente, según reconoció Míchel. Ahora debe refrendarlo para ir despejando las lógicas dudas del comienzo.