zaragoza - sevilla · la previa

Que se note ya el volantazo

  • El Sevilla, con unas semifinales de Copa en juego, se apresta a vivir otro cambio con el debut de Emery. El Zaragoza de Jiménez, primera y dura piedra de toque.

En mitad de las nubes que tienen oscurecido el horizonte sevillista desde hace bastante tiempo, un claro esperanzador aparece a partir de hoy con el cambio de rumbo que los rectores del club han decidido dar a los vientos. La destitución de Míchel como entrenador de la primera plantilla y la llegada de Unai Emery supone un punto de partida, un volantazo que debe servir, si no para construir un nuevo proyecto, sí al menos para reconstruir lo que se ha tirado abajo durante una vuelta completa, o quizá mucho más si se tienen en cuenta todos los errores acumulados desde -y hay que decirlo claro- que el entrenador que hoy se sentará en el banquillo contrario al sevillista en La Romareda emprendía el mismo camino que la pasada noche recorría Míchel pero con la diferencia de haber dejado al equipo quinto clasificado a dos puntos de la Champions.

Ahora es otra historia. La descomposición desde entonces ha sido progresiva, una descomposición desde dentro que ha devorado entrenadores y dilapidado un capital con fichajes mal hechos, muy mal hechos. Emery llega a un club casi en situación de derribo. En la bancarrota, con adeudo de fichas a la plantilla, con la necesidad de vender jugadores, con una afición nerviosa y descontenta aparte de alejada del estadio, y -lo que es peor- con los puestos de descenso amenazando en convertirse en el castigo al próximo tropiezo, el Sevilla de Emery debe estrenarse obligado por las urgencias y sin tiempo para nada. Ni siquiera para detenerse en su presentación, un acto organizado a la carrera en el que no se pudo profundizar sobre los errores, la planificación, los culpables... de la situación a la que ha llegado la entidad que hace sólo cinco años era la envidia de España y parecía destinada a ser la alternativa más real a los grandes de siempre, el Barcelona y el Real Madrid.

Pero ahora no hay tiempo para mucho más que para dotar al equipo de esa agresividad prometida por el entrenador de Fuenterrabía, una tarea que el nuevo jefe del vestuario blanco entiende que es fundamental para que de verdad aflore la calidad de los jugadores que aún quedan en esta plantilla que se han empeñado en señalar como culpable por su falta de actitud entre todos, entre los que se van y los que se quedan.

Habrá alguna parte de verdad y alguna de mentira. Se es agresivo en todo, en la defensa y en el ataque, y ahí quiere incidir también Emery en su nueva aventura en Sevilla. Es lo que han querido los responsables de la decisión de apostar por el entrenador del Valencia y es también lo que esperan los aficionados que han enlazado un sufrimiento con otro.

Porque el sevillismo se ha retrotraído tres años en el tiempo y quiere ahora lo que detestaba entonces. Manolo Jiménez, hoy rival con el Zaragoza, tenía que hacer la maleta por hacer más o menos lo que ahora le piden a Emery, que rearme al equipo desde atrás, que convierta un puñado de estrellitas en un bloque sólido sobre el campo y que ahuyente cuanto antes el fantasma de verse metido de lleno en la inquietante y desconocida lucha por no descender.

Emery es un técnico con un estilo que pretende desmarcarse del sobeo de pelota que no lleva a ningún lado con el que trataba de lograr sus objetivos Míchel. Posición, repliegue, intensidad, velocidad en el juego de ataque, carácter y agresividad. A partir de ahí habrá muchas variantes y poco a poco se irán viendo, pues le toca debutar con sólo un entrenamiento rápido en su recién estrenadas alforjas.

Trabajo le queda por delante y, rezando para que no llegue una oferta por alguna de las figuras del equipo, el primer examen es de los más exigentes, aunque también es tremendamente ilusionante, pues con un poco de suerte puede encontrarse casi recién aterrizado en unas semifinales de Copa. En el Sevilla están locos por que el volantazo se note desde esta misma noche, el entorno se apacigüe y el equipo pueda centrarse en reconducir todo lo posible una temporada definitivamente torcida por culpa de unos y de otros, de los que se quedan y de los que se van.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios