Los datos objetivos, no solamente los subjetivos, empiezan a poner a Unai Emery contra las cuerdas. Tras 24 jornadas, el Sevilla continúa asido a la séptima plaza, aunque de forma ficticia, puesto que tres equipos lo han igualado con 32 puntos y además el Valencia lo supera ya en el goal average particular merced a la victoria en Mestalla. Sólo el general mantiene al Sevilla como líder de ese grupo de cuatro equipos que pelean ahora por el último puesto europeo, gracias a su gran capacidad goleadora (42 tantos), que palía su déficit de goles en contra (41). Así pues, el colchón que tenía con sus perseguidores se ha esfumado y la sensación generalizada entre el sevillismo es de frustración, con lógica, porque el abonado que acude a Nervión ve ganar muy poco a su equipo. De 12 partidos disputados al calor de los suyos sólo ha ganado en cinco ocasiones. Unos números muy pobres que alejan al equipo de la lucha por altos objetivos, aunque la derrota del Villarreal ante el Celta mantiene el quinto puesto a ocho puntos...

Esa perseverancia en fallar en casa está socavando la trayectoria de Emery en el Sevilla. De hecho, con el entrenador guipuzcoano al mando, el equipo presenta el peor bagaje casero en la Liga en todo el siglo XXI. Hay que remontarse a la temporada 02-03, la segunda de Joaquín Caparrós en Primera División, para encontrar menos victorias en casa, cuatro, pero con un partido menos, 11. Aquella campaña, no obstante, el porcentaje de puntos era ligeramente superior a estas alturas. Ahora, el conjunto de Emery acumula 5 victorias, 3 empates y 4 derrotas en casa, es decir, que sólo ha logrado 18 puntos de 36 disputados en el Sánchez-Pizjuán: 50%. Aquella temporada, el equipo de Caparrós acumulaba 4 victorias, 5 empates y 2 derrotas en Nervión, es decir, 17 puntos de 33 posibles: 51,5%. Y no hace falta recordar la diferencia de nivel de aquella plantilla con respecto a la actual, por mucho que la trayectoria del equipo y diversos factores individuales y colectivos estén mermando el verdadero potencial de un plantel que ilusionó al sevillismo el pasado verano gracias a una importantísima inversión de casi 35 millones de euros, tras unas ventas cercanas a los 90 millones, eso sí. Nada que ver con lo invertido en el verano de 2002.

Dejando a un lado las estadísticas ligueras en casa y ampliando el espectro, el Sevilla acumulaba en el global de aquella ya lejana campaña 02-03 los mismos puntos que ahora a estas alturas, 32, igual que el curso pasado y que el anterior tras la jornada 24. Curiosamente, en esas tres campañas, el Sevilla terminó con idéntico puntaje la Liga, 50, si bien en la temporada 02-03 fue décimo y en las inmediatamente precedentes, 11-12 y 12-13, concluyó el campeonato liguero en novena posición. Sólo tener los deberes hechos financieramente y la situación de deuda de Málaga y Rayo le abrió la puerta europea al equipo de Emery.

Al técnico vasco empiezan a no salirle las cuentas para seguir en Nervión. El mensaje de Monchi tras el encuentro ante el Valencia, centrando el análisis en los errores del equipo y no en los flagrantes del árbitro, también incide en esa sensación de que a Emery se le agota el tiempo. Y Caparrós es el nombre que vuelve a sonar como posible sustituto, aunque esto tampoco es nuevo...