Al igual que en el derbi de la primera vuelta, el Sevilla C volvió a imponerse a un Betis B que fue la viva imagen de su entrenador, un equipo ridículo. Y eso que el partido fue soporífico, ya que ninguno de los dos equipos fueron capaces de dar dos pases seguidos, pero el acierto, la fortuna y el corazón la pusieron los pupilos de Chesco, que sonrojaron, otra vez, a un filial bético cuya propuesta de juego fue lamentable, mientras que los sevillistas siempre tuvieron claro cómo jugar y desarrollar su idea de juego.

Mientras que el once del cuadro nervionense se presentaba atractivo y coherente, el del equipo bético reflejaba la idea de un entrenador que va camino de ser el peor del Betis B en muchos años atrás, con una plantilla diseñada a su gusto, con el consentimiento del director de la cantera, Luis Fradua -el relevo debe ser inmediato-, y a la que le está sacando un pésimo rendimiento en cuanto a juego y fútbol se refiere.

Álvaro González, Abeledo y Sofian no fueron ni convocados, y Carlos García, ni titular ni gozó de minutos de suplente. Decisiones incomprensibles por parte de Óscar Cano que tuvieron como castigo la derrota ante un Sevilla C que siempre tuvo claro cómo desarrollar su papel. Así, en una jugada de estrategia, en un saque de banda al primer palo peinado hacia atrás permitió a Jesús sorprender a la zaga bética para hacer el 1-0, en el minuto ocho. Premio para un Sevilla C que en el minuto 17 pudo poner tierra de por medio en una contra que acabó con un remate de Chaves al poste derecho de la portería defendida por Montoya. Fueron las dos ocasiones más claras para los blanquirrojos en un primer tiempo lleno de continuas imprecisiones por parte de ambos equipos, pues el filial culminó con dos pésimos disparos, uno de Marc Mas y otro de Kevin las jugadas con cierto peligro que creó para haber empatado antes del descanso.

En la reanudación, el Betis B dio un paso al frente y empató en una falta directa al borde del área que Varela -sería un error que el Betis lo dejara ir- transformó de manera magistral, en el 78. Uno a uno y más de diez minutos por delante en los que apareció la fe sevillista. El cuadro nervionense se estiró hasta meter al Betis B en su área, para acabar llevándose el triunfo en el 90, en una falta escorada al borde del área. La defensa bética se dedicó a protestarle al colegiado y Barca, que no había pedido barrera, sacó para Salvi, cuyo centro al corazón del área lo introdujo Lolo en el fondo de su portería. Delirio sevillista ante el fracaso de un primer filial bético que no ha sido capaz, siquiera, de empatar uno de los dos partidos ante el segundo filial del Sevilla, que sí supo plasmar en el campo lo que significa un derbi.