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Dos incógnitas en una

  • El Sevilla de Emery fue reconocible ante un rival fuerte y más rodado como el Lyon, pero dejó evidencias de que necesita un organizador y un lanzador para su mejor arma, la estrategia

Dos incógnitas en una

El Sevilla de Emery fue reconocible ante un rival fuerte y más rodado como el Lyon, pero dejó evidencias de que necesita un organizador y un lanzador para su mejor arma, la estrategia

El nuevo Sevilla va tomando velocidad en su rodar veraniego y en su primer test serio (es decir, serio no tanto por lo avanzado del trabajo sino por el nivel del rival) el equipo de Emery apuntó ciertos aspectos que aún tendrá que resolver con el paso de los días, tanto en los despachos como sobre la hierba de los entrenamientos.

Más allá de los primeros minutos de Krychowiak con sus nuevos compañeros, que no dieron más medida de la que pueden dar el desenvolverse sin tomar decisiones de riesgo de un jugador que ni siquiera conoce el nombre de la mitad -y quien diga que vio más que eso ya puede empezar a presumir de ver el fútbol mejor que los técnicos-, la prueba sirvió para ir comprobando lo que puede pasar si no se hacen los deberes que están pendientes.

Por ejemplo, hay dos grandes dudas. Una es que la plantilla aún carece de un organizador, ese medio centro creativo que una y alargue las posesiones. La función que hacía Rakitic sigue huérfana, de momento, aunque Monchi trabaja -porque lo ha dicho- duro en ello. Y otra cuestión no menos importante se plantea en la figura de un ejecutor en las jugadas a balón parado. Si la estrategia ofensiva ha sido un arma que ha dado mucho, muchísimo, a este Sevilla, la marcha del suizo-croata al Barcelona deja coja la mesa principal del salón. Está Reyes, sí, pero hay que contar con que el físico del utrerano es el que es, no va a estar siempre en el campo y cuando lo hace no pasa de los 60 minutos de juego. Por tanto, la petición de Emery en este aspecto tiene todo el sentido del mundo. Preferiblemente, que lo haga desde el perfil de un diestro y ya, desde ahí, ir aleccionando a alguno más a perfeccionar la técnica, llámese Alberto Moreno, a no ser que Krychowiak traiga esa faceta en su juego y no la utilizara en Lyon porque casi no le dio tiempo ni a hablar con Emery.

Por lo demás, el Sevilla fue ante un adversario con más rodaje como el Olympique el equipo reconocible de la temporada pasada con algunas mínimas variantes. Es verdad que faltaban los delanteros, pero también que Juan Muñoz (y eso se intuía) está para más de lo que se pueda pensar. De momento, su sitio será el filial, pero ojo. Nada, por otra parte, que sorprenda a los que ya lo conocían.

La forma de la salida del balón desde la portería tuvo alguna variante con la apertura de los centrales a rol casi de lateral y protagonismo para recibir por parte de los medios centros, en este caso Iborra porque Krychowiak no se atrevió todavía a hacer más que devolverla a cinco metros. No inventa nada Emery, es un recurso de ataque organizado, pero que quizá ayer fue más machaconamente ensayado. Ello requiere que los laterales suban casi como extremos y ahí, con gente como Vitolo por dentro, ir generando asociaciones. La primera parte fue la de mayor éxito en esta función, ya que la segunda mitad, dentro de un partido con poco ritmo, fue de más dominio francés por inercia de su superioridad física.

Individualmente, aparte del empaque ya comentado de delantero que rezuma Juan Muñoz, gustaron las ganas de Cicinho como extremo, dos buenas paradas de Sergio Rico (también un borrón al dejar un balón muerto que fue la mejor ocasión del Lyon y del partido) y lo bien que ve los espacios Iago Aspas.

El cesto se está elaborando y aún queda mimbre por llegar a las manos del artesano, pero sobre todo esa figura que pueda aunar las dos carencias, el organizador y el lanzador para el balón parado, un filón que sería una lástima perder así porque sí. Hay tiempo, pero...

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