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La apuesta por vender no funciona

  • Los técnicos echan para atrás las ofertas sevillanas por la poca cuantía y el interés de traspasar a jóvenes

El negocio viene a ser contratar barato y vender caro. La filosofía del Baloncesto Sevilla, aunque tenga el apoyo pecuniario de Caixabank de alrededor del 50% del próximo presupuesto -y un par de años más como patrocinador-, parte de la premisa de trabajar la cantera y fichar a jóvenes talentosos de Europa, e incluso de Estados Unidos, para intentar por todos los medios de sacar una tajada importante en forma de traspaso.

Además, a los técnicos con los se ha ido negociando, quienes no veían con buenos ojos esta apuesta al vender siempre a jugadores con un buen porvenir, tampoco se les ofrecía contratos cuantiosos, aunque por supuesto había distintos niveles y Pedro Martínez, que se echó para atrás a última hora, iba a cobrar más dinero que Sito Alonso. El zaragozano, después de la decisión de la ACB de no contar con el Bilbao Básket, donde iba a dirigir las próximas campañas, escuchó la propuesta de los hispalenses pero también decidió desestimarla y dar el salto de la selección española sub 17 a la absoluta como ayudante de Juan Antonio Orenga, quizás con la esperanza de que se solvente el problema con el club vizcaíno o incluso que le salgan más novias en la ACB.

No está siendo fácil para Jeffrey Meythaler y José Luis Galilea encontrar un preparador que acepte las condiciones especiales de trabajar con vistas a vender continuamente jugadores, un panorama realmente complicado cuando no viene respaldado por un proyecto serio de cantera y con ojeadores fiables -es posible que aquí entre en juego Jonathan Givony, un experto que asesorará a la entidad sevillana- que permitan traer a San Pablo a perlas como Satoransky, por quien el club ha logrado una plusvalía de unos 150.000 euros; Porzingis, cuyo precio cuando lo vendan -como así ocurrirá posiblemente el próximo verano- será cercano al millón de euros; o el propio Balvin, un pívot con un amplio mercado gracias a su envergadura y a la paulatina mejora de su juego.

La idea puede sonar bien, pero la ejecución no está convenciendo al menos a un ramillete de entrenadores notables en la Liga -de hecho, Pedro Martínez ocupa uno de los primeros puestos en partidos dirigidos-. Para conseguir lo mismo que el Baskonia de finales de los 90 y principios de este siglo, formando a valores argentinos o de otras nacionalidades para después traspasarlos, no será sencillo lograrlo en Sevilla, donde la masa social necesita resultados para no irse de San Pablo.

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