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El Cajasol derrota al Cajasol (65-49)

  • Alivio Los sevillanos recuperan su estilo en el segundo y cuarto actos Endémico Pese al desconcertante ataque, gana

El Cajasol juega contra sí mismo. No importa el oponente. Ni en San Sebastián ni ayer en San Pablo. Intercala auténticos desórdenes ofensivos con momentos de serenidad en los que sí saca provecho en el aro opuesto a su grata defensa. Consiguió en la mañana de ayer vencerse, derrotar a la versión mala que hay que amputar cuanto antes mejor para que en el equipo predomine la concentración y la competitividad. Ganó al Meridiano, es indiscutible, aunque más vale que vaya con otro son a Málaga el domingo. Estos días, al menos, que disfrute de los dos triunfos que atesora.

Le cuesta jugar al Cajasol, en estos tiempos que sirven para poner a carburar el engranaje, con la solera pretendida por Joan Plaza, con el carácter que quiere imponer el técnico catalán a sus jugadores. Es necesario el rodaje. Pero ya se otea un mejor horizonte.

No fue el primer cuarto un ejemplo de nada, aunque presume este bloque de no descomponerse cuando la ceguera en ataque lo fía todo a la defensa. Ahí se mueve como pez en el agua. Farragoso en el sistema ofensivo, el sacrificio atrás vale para que al menos el oponente no sume y sume.

Tras una reñida lucha inicial, en la que San Pablo se percató de que Paul Davis anda bajo mínimos y también de que Satoransky y Sastre son aptos para el proyecto, el equilibrio quedó roto a mediados del segundo parcial. Antes, sólo Erdogan (11 de los 23 puntos de su equipo al descanso llevaron su firma) aguantaba a unos alicantinos disminuidos sin Heurtel ni Stojic. Con Bullock obstinado en anotar, sin recompensa, el Cajasol enseñó las garras desde el minuto 15, con un parcial de 12-0 fundamentado en el espíritu defensivo y en que los triples (Satoransky, al fin Bullock y Katelynas), amén del esfuerzo arrollador de Triguero dentro de la zona, entraron. Calloway puso la guinda a poco del descanso con un contragolpe y un robo que no consumó al errar el triple sobre la bocina: 33-23.

De un plumazo, como por ensalmo, las virtudes cayeron en barrena. Desaparecieron. La vuelta de los vestuarios fue como el primer periodo. No, bastante peor: un ensayo al despropósito, un canto, erre que erre, a la mala lectura del juego. Siete puntos alumbraron el marcador cajista en esa oscura etapa. El mediocre, al menos ayer, Meridiano enjugó los 10 puntos en cinco minutos de espanto de los locales, con pérdidas por doquier y tiros mal seleccionados o ejecutados. Fueron Bullock y el aturdido Paul Davis, que al momento cometió la cuarta falta y se fue al banco, quienes rompieron la nefasta racha (37-34).

El partido no captó a ningún ciudadano a la causa del baloncesto; eso seguro. Pero el Cajasol tiene oficio y carácter. Bullock, negado al inicio de la mañana, se desperezó en el arranque del cuarto final. Es el momento de las estrellas. Un triple, una asistencia que acabó en un mate de Triguero y otra canasta de dos del yanqui tranquilizaron a un equipo que se comía al Meridiano en el rebote y, sin embargo, estaba atenazado merced a su sufrimiento ofensivo, a su calvario para anotar.

El escolta cajista encontró aro antes de que Quintana parara la contienda (49-45, minuto 34). Con la charla táctica le salió el tiro por la culata al entrenador visitante, quien se ganó al final del tercer episodio una técnica por protestar. Volvió a la pista Kirksay, sacando brillo a sus galones de capitán, dispuesto a erigirse en el MVP del encuentro. Rebañó un rebote ofensivo crucial para anotar sobre la bocina (51-45), le birló el balón en el bote a Erdogan y encestó raudo bajo el aro (53-45).

Estaba en su salsa el francés, copando el protagonismo en todas las jugadas con acciones positivas para su equipo. Esta actitud que mimetiza al grupo es el mejor aval de Kirksay, el valor que le llevó a que Plaza pidiera a Llaneza que la renovación del galo no se le escapara el pasado verano.

Cuando el Meridiano, tumbado en la lona, buscaba su última oportunidad, fue Katelynas quien incrustó el mortal puñal en el corazón de sus ex compañeros, con un triple a pase del asistente Bullock y con un tiro libre adicional tras la falta de Álex Urtasun. La estrella cajista, además, tuvo un par de detalles de maestro en las jugadas finales, sumándose a la fiesta el joven base Pámpano con una canasta de tres celebrada por la hinchada a bombo y platillo.

El Cajasol derrotó al Cajasol y es motivo de festejo el triunfo, pero no la forma. Más vale ir cambiando la tendencia y que el ataque mire a los ojos a la defensa.

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