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La Fiscalía cree que al cámara lo mataron entre tres personas

  • El Ministerio Público califica los hechos como asesinato e imputa al presunto autor del crimen, su esposa y el cochero que los llevaba en la romería de Valme.

La Fiscalía cree que el cámara de Canal Sur Televisión Jesús Ruiz de Castro fue asesinado entre tres personas en la romería de Valme de 2010. Francisco Javier Arriaza, apodado el Chino, contó presuntamente con la ayuda de su esposa, Concepción Pita, y del cochero que habían contratado para que los llevara a la romería en un carruaje. Entre los tres le propinaron "brutales patadas en el cráneo y en la cara, y también en la zona del tronco, mientras lo sujetaban por los brazos para que no pudiera defenderse", según consta en el escrito presentado ayer por la fiscal del caso, Ana Linares, durante la vista para concretar las imputaciones previa al juicio con jurado popular.

La representante del Ministerio Público considera autores de un delito de asesinato a Arriaza y a su esposa y además ha solicitado que se llame a declarar como imputado al cochero, que hasta este momento sólo había comparecido como testigo. Además, ha pedido que declare un cochero más, al que considera encubridor. Un cuñado y un amigo de Arriaza siguen imputados como encubridores por diseñar una "estrategia" y presentarse este último como falso testigo ante la Policía para exculpar a Concepción Pita y a su hijo, que también tiene una causa abierta por el homicidio en la jurisdicción de menores.

La fiscal considera que la agresión se originó cuando el cámara, "bajo los efectos de una fuerte intoxicación alcohólica", le hizo un comentario obsceno a Concepción Pita, que iba en un carro junto a su marido y otros familiares. A raíz de este incidente se produjo una discusión entre Arriaza y el cámara, que acto seguido sacó una navaja e "hizo ademán" de atacar a los ocupantes del coche. Tras ello, Arriaza, "colocándose de pie sobre la parte trasera del carruaje, le dio una brutal patada en la cabeza a Jesús que le hizo a éste caer al suelo".

Después, Arriaza y su mujer se bajaron del coche, desarmaron a Jesús ayudados por el hijo de ambos, menor de edad, y comenzaron a propinarle patadas y golpes. En el transcurso de esta agresión, la fiscal sostiene que Concepción colocaba la navaja que le habían arrebatadado al cámara en el cuello de éste. Finalmente, su marido le propinó un "fuerte puñetazo en la cara Jesús, lo que hizo que éste se desplomara en el suelo semiinconsciente, y seguidamente abandonaron el lugar", dejándolo allí malherido y llevándose el arma blanca.

Jesús Ruiz de Castro sufrió una fractura en el cráneo y numerosas contusiones y falleció dos semanas después en el hospital Virgen del Rocío. Lo hizo tras contraer una neumonía que desembocó en un fallo multiorgánico, que la fiscal considera derivado del traumatismo causado por los golpes.

La fiscal considera que al matrimonio se le debe imputar asesinato y no homicidio por la indefensión de la víctima, en una tesis que comparte el abogado que ejerce la acusación particular en nombre de la familia del cámara, Julián Rabadán. Este letrado volvió a pedir ayer que se declare nulo el auto del 12 de agosto por el que se decretaba la puesta en libertad de Concepción Pita, que la Audiencia consideraba erróneo al no haberse respetado el plazo que tenía la acusación para presentar alegaciones. "La puesta en libertad de esta persona supone un sufrimiento inenarrable para la familia de la víctima, que puede encontrársela en cualquier momento por la calle", expuso Rabadán.

El abogado de Arriaza, Manuel Castaño, considera que no hay razón alguna para imputarle un delito de asesinato porque entiende que su cliente actuó en todo momento en defensa propia. "Jesús se dirigió al carro con un cuchillo y lógicamente mi cliente se defendió y defendió a su familia", dijo Castaño, que ha pedido el sobreseimiento y archivo de la causa.

Lo mismo ha solicitado el letrado de Concepción Pita, Manuel Manzaneque, que explicó que la acusación de la Fiscalía contra esta mujer se basa únicamente en el relato de una testigo que no sólo conocía a la víctima sino que estuvo en su funeral, que ha cambiado varias veces de versión y que no identificó a su cliente en una rueda de reconocimiento.

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