Cultura

Enrico Onofri desde su atalaya andaluza

  • La OBS dirigida por Enrico Onofri publica un CD con música de Antonio Ripa, maestro de capilla de la Catedral de Sevilla, rescatada en 2012 gracias al Proyecto Atalaya.

ANTONIO RIPA. MÚSICA EN LA CATEDRAL DE SEVILLA. Hinojosa, Mancini, Mediano. OBS. Enrico Onofri OBS Prometeo (Sémele).

El próximo miércoles, la Orquesta Barroca de Sevilla ofrecerá en la Iglesia de la Anunciación de la capital andaluza un nuevo programa del Proyecto Atalaya, que este año coproduce el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM). Con dirección de Enrico Onofri y la participación de la soprano británica Julia Doyle, el conjunto afrontará bajo el título de Astro Nuevo la interpretación de un conjunto de piezas de compositores que trabajaron en instituciones eclesiásticas andaluzas durante el siglo XVIII y la primera década del XIX. De todos ellos, el más conocido es sin duda el barcelonés Pedro Rabassa, que estuvo más de 40 años al frente de la capilla de la catedral sevillana, pero figuran también Antonio Ripa, igualmente maestro de capilla en la seo hispalense, Juan Pascual Valdivia, que pasó más de 50 años (1760-1811) como maestro de la Colegial de Olivares, y Juan Manuel González Gaitán, que trabajó en la Catedral de Córdoba. El programa se repetirá el jueves en la Iglesia de San Pedro de Huelva y el viernes en la Iglesia de la Magdalena de Córdoba.

Desde que en 2005 la Junta de Andalucía y las universidades andaluzas pusieran en marcha el Proyecto Atalaya y sobre todo desde que en 2009 naciera el Proyecto de Recuperación del Patrimonio Musical Andaluz, músicas que llevaban dormidas más de dos siglos se han despertado gracias al trabajo de diversos musicólogos y de la propia OBS, que ha sido siempre la encargada de poner sobre sus atriles el repertorio previamente rescatado, estudiado, transcrito y editado. La grabación de un CD con las obras incluidas en cada proyecto anual cierra este círculo virtuoso de la recuperación, por las posibilidades que el medio fonográfico ofrece para la difusión de la música. En este sentido sólo cabe lamentar la excesiva lentitud del proceso de posproducción de estos discos, pues ahora se edita el correspondiente al del año 2012.

Entonces, Enrico Onofri dirigió a la OBS y a un trío de solistas formado por la soprano María Hinojosa, la mezzo Luciana Mancini y el tenor Miguel Mediano. En el programa, obras de Antonio Ripa, un compositor nacido en Tarazona en 1721 y que fue nombrado maestro de capilla de la Catedral sevillana en 1768, puesto que conservó hasta 1790, cinco años antes de su muerte. Tres piezas vinculadas al Oficio y la Misa de Difuntos (Parce mihi, Domine; Taedet animam meam e In memoria aeterna), un responsorio para la Inmaculada (Fiat mihi), una lamentación de Viernes Santo y el villancico Con buen Pastor estás conforman el contenido del CD, que la OBS publica en su propio sello, OBS-Prometeo.

Para Enrico Onofri, la música de Ripa tiene "una fuerza dramática muy operística, algo que es bastante normal en la producción religiosa de la época, pero en las obras de este compositor los contrastes son muy intensos y además cada obra tiene su propio estilo, peculiar y diferenciado. Lo singular de su música es la variedad de afectos que es capaz de reunir dentro de cada obra y el contraste entre todas ellas". Para el violinista y director italiano, un habitual ya del Proyecto Atalaya, supuso un auténtico impacto encontrarse con compositores como Rabassa, De la Puente o Ripa, "a los que no conocía absolutamente de nada". "Fue meterme en sus partituras -reconoce- y a cada compás se abría para mí un mundo nuevo de imágenes y sonidos. Lo que más me gusta de estos proyectos de recuperación de patrimonio andaluz es descubrir la manera en la cual el estilo de la música italiana se mezcla con la gran tradición ibérica, dando vida a estilos muy definidos, poderosos y personales en cada compositor". Pese a los esfuerzos de la OBS no es fácil escuchar esta música en vivo fuera de Andalucía. "Es una pena, porque es una música preciosa que merecería mucha más difusión que la que le puedan dar las grabaciones. Es como si el Louvre o el Prado cerraran las salas con obras valiosísimas de pintores menos conocidos por el gran público porque en la sala de al lado puede verse la Gioconda o Las Meninas".

Enrico Onofri volverá este año a ser el maestro que más veces se ponga al frente de la OBS, y no sólo para el Proyecto Atalaya, "que dirigiré desde el violín, pues se trata de música para un grupo más pequeño que en años precedentes". Su buena relación con el conjunto se basa "en una gran estima por todos los músicos y en el enorme placer que siento al trabajar con una orquesta en la que se combina talento, profesionalidad y profundidad de alma en las relaciones entre todos sus miembros".

Reconocido desde hace mucho como uno de los más destacados e influyentes violinistas barrocos de nuestro tiempo, Onofri trabaja cada vez más como director de grandes orquestas sinfónicas convencionales, "a las que trato de aportar mi experiencia como músico de cámara. Intento siempre cambiar algo en la estructura tradicional de esas orquestas, transmitir la idea de que se puede hacer música de cámara aun con conjuntos muy grandes si los músicos se abren a esta visión. Lo que más me gusta de dirigir a estas orquestas es cuando después de trabajar bien en los ensayos, bajo la batuta durante el concierto y dejo a los músicos dialogar entre ellos, dedicándome yo simplemente a coordinar su comunicación".

Este contacto con el gran sinfonismo "no ha afectado mi visión de la música más antigua, aunque los instrumentos modernos suenen de manera diferente a los históricos, y por eso a veces necesito adaptar un poco algunos detalles, pero intento siempre transmitir a las orquestas sinfónicas los medios para acercarse a las obras del pasado con criterios historicistas". Esta dedicación a dirigir como invitado ya sea grandes centurias como conjuntos barrocos de cámara se une al trabajo con su propio grupo, Imaginarium, la grabación de discos y la participación como docente en cursos y seminarios, una actividad incesante, lo que Onofri considera normal: "Muchos colegas hacen lo mismo; es así cuando te dedicas totalmente a la música. Para mí la clave está en el poder de concentración. Intento concentrarme completamente en cada cosa que hago, manteniendo lo más posible una buena conciencia y una correcta percepción de lo que pasa a mí alrededor, de cada gesto que hago, cada minuto, cada día. Cuando tenemos que dirigir, estudiar, tocar y enseñar, necesitamos eficacia y responsabilidad, y eso sólo se puede lograr a través de una concentración intensa en todo lo que hacemos".

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