La historia de Avishai Cohen comienza con dos nombres propios: Jaco Pastorius, el hipervirtuoso bajista malogrado prematuramente, y Chick Corea, leyenda viva del jazz. El primero hizo -con sus grabaciones- que un Cohen todavía adolescente abrazara definitivamente el bajo eléctrico y reorientara su música hacia latitudes jazzísticas después de varios años iniciáticos dedicados al piano y a un repertorio clásico y de canciones tradicionales de Oriente Próximo. El segundo se quedó impresionado con la frescura como instrumentista de ese joven israelí recién mudado a Nueva York a finales de los 90, que se buscaba la vida trabajando en mudanzas y en la construcción mientras esperaba un golpe de suerte o un espaldarazo que llegó con esa llamada telefónica del aclamado pianista, durante la cual Cohen se convirtió oficialmente en miembro de su trío.

A partir de entonces, todo fue rodado. Cohen, nacido en Kabri (Israel) en 1970, en un kibbutz, en el seno de una familia con inclinaciones artísticas y con raíces polacas, griegas y españolas, colaboró con muchos otros artistas de primera fila -Ravi Coltrane, Wynton Marsalis, Paquito D'Rivera y Danilo Pérez, entre otros- y no tardó en dar el siguiente paso, escribir sus propias composiciones e iniciar una discografía bajo su propio nombre. Hoy, Cohen es un músico bien conocido por los aficionados españoles atentos al mapa nacional de festivales y conciertos, además de un contrabajista (con el paso de los años fue decantándose hacia el jazz acústico tras sus comienzos eléctricos) con gran prestigio en la escena internacional, en la que goza de la reputación de ser uno de los más versátiles e inquietos dominadores de su instrumento.

Hoy llega al Teatro Lope de Vega (20:30, entradas de 10 a 30 euros) como líder de su trío -completado por el pianista Nitai Herskovits y Daniel Dor a las baquetas-, para presentar su último trabajo discográfico, From Darkness, un álbum en el que, en sus propias palabras, "la música fluye en una sola entidad, en toda su pureza, sin distracciones de ninguna clase", y que responde al intento de "alcanzar la pureza y lo absoluto" que explica toda su actividad musical, como ha dicho en alguna ocasión.