Crítica de Música

Rigor y fantasía

Leo rossi & javier núñez

Noches en los Jardines del Alcázar. Programa: Obras de A. Corelli, B. Pasquini, G. F. Haendel, A. Scarlatti, F. Veracini y anónimo. Violín: Leo Rossi. Clave: Javier Núñez. Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Jueves, 13 de agosto. Aforo: Lleno.

Una vez más, una gran noche de música gracias a dos magníficos artistas de la tierra con un programa serio, riguroso, variado y afrontado desde el conocimiento estilístico y el respeto a las obras originales, sin intentar camuflar la calidad intrínseca de las músicas interpretadas y sin pretender engañar al público con arreglos o versiones espurias. El resultado ahí está: una de las mejores noches de música de lo que va del ciclo de este verano.

Nada de esto hubiese sido posible de no contar con estos enormes músicos. Leo Rossi es uno de los intérpretes más inquietos, incansables y ubicuos de la ciudad, pues igual se lo puede ver en la Sinfónica que en la Barroca, en la Bética que en grupos de cámara. Siempre, además, desde la máxima autoexigencia y desde la búsqueda de la máxima calidad basada en su amplio conocimiento de las peculiaridades estilísticas de cada periodo y autor. Así, abordó la primera de las sonatas de la opus V de Corelli desde los presupuestos del stile passeggiato del que bebe la obra del creador de Fusignano, con amplio despliegue de recursos ornamentales en los momentos más pausados a base de pequeñas células de notas rápidas. La sutilidad en el fraseo, con oportunos acentos, se complementó con la energía y la claridad en la exposición de las voces en los pasajes fugados. A cambio, el fraseo se volvió más lírico, menos nervioso y más cantabile en las sonatas de Haendel y Veracini, en las que predominaron la variedad articulatoria, el juego de colores y una espectacular agilidad.

Javier Núñez prestó siempre al violín un acompañamiento de enorme enjundia, enriqueciendo en la sonata de Corelli el continuo a base de nuevas voces y de pasajes de fantasía ornamental. En las piezas a solo, sobre todo en las basadas en bajos ostinados (passagagli anóminos y folía de Scarlatti), desplegó una abrumadora variedad de recursos expresivos y retóricos, como unos impresionantes arpegiados llenos de color en la pieza de Scarlatti y un especial sentido del tempo en la tastata de Pasquini.

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