La vida (sinfónica) sigue igual

Crítica de Música

Pablo J. Vayón

23 de septiembre 2016 - 05:00

SINFÓNICA DE SEVILLA. Primer programa de abono. Solista: Daniela Iolkicheva, arpa. ROSS. Director: Michel Plasson. Programa: Bacanal de 'Sansón y Dalila' de Camille Saint-Saëns; Concierto para arpa y orquesta en mi bemol mayor Op.74 de Reinhold Glière; Tres piezas orquestales de 'La condenación de Fausto' de Hector Berlioz; Suite nº2 de 'Baco y Ariadna' Op.43 de Albert Roussel. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Jueves 22 de septiembre. Aforo: Dos tercios de entrada.

Pasó el verano y nada parece cambiar en la deriva de la Sinfónica sevillana. Los profesores salieron a escena luciendo sus lazos verdes ante la incertidumbre de un proceso del que nada se sabe, pues ni la convocatoria para la selección de nuevo gerente se ha hecho aún pública. Si están pensando en las comisiones prometidas para estudiar la viabilidad de futuro del proyecto, olvídense: sus reuniones han sido canceladas. Nada nuevo tampoco sobre partidas presupuestarias que vengan a insuflar nueva vida a las finanzas del conjunto. Lo de que se convoquen las plazas vacantes desde hace años (que siguen creciendo) es, lo habrán adivinado ya, pura quimera.

Por suerte, tampoco ha variado el excelente nivel musical que la orquesta mostró el año pasado, y que volvió a exhibir en este concierto inaugural del curso para el que se contó con la batuta del veteranísimo Michel Plasson (82 años) quien, bajo el título de La Bacanal,hizo un programa básicamente francés, que arrancó directamente con esa exótica fantasía orientalista que Saint-Saëns incluyó en su Sansón y Dalila. Música sensual y de arrebatada rítmica que Plasson hizo arrancar con moderación para cerrarla con impulso dionisíaco. Fue esta una de las constantes del trabajo del maestro parisino: marcar con claridad las progresiones de todo tipo, armónicas, rítmicas, dinámicas, agógicas. En Berlioz, todo terminó con una Marcha Rakóczy frenética y en la suite de Roussel con un Allegro brillante de tímbrica caleidoscópica y apreciabe vigor. En los pasajes más rápidos, se resintió algo la claridad de las articulaciones, con la consiguiente pérdida de nitidez. Al final, Plasson sacó tiempo hasta para una propina: un delicadísimo Adagietto de la suite nº1 de La Arlesiana de Bizet.

La única obra no francesa del programa era el Concierto para arpa del ruso Reinhold Glière, obra de 1938 pero de entraña clásica que Daniela Iolkicheva, solista de la propia ROSS desde su fundación, tocó con una espectacular mezcla de sensibilidad, agilidad, elegancia y fuerza, apoyada en un acompañamiento irregular, que funcionó mejor en los pasajes más oscuros y lentos.

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