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Cultura

"La Real Academia es una institución eficaz y está muy modernizada"

  • Contribuir a la renovación léxica en las áreas de la psiquiatría y la psicología es el gran reto de Carlos Castilla del Pino como miembro de la Real Academia Española.

–¿Cómo afronta su nueva condición de académico?

–Con naturalidad. Me siento honrado  de haber sido elegido para formar parte de esta institución. Deseo trabajar en la casa de las palabras en la función que se me asigne.

–Usted tendrá mucho que aportar a la depuración del lenguaje en los ámbitos de su especialidad.

–Yo, en este sentido, pretendo colaborar con el profesor José Luis Pinillos, que es el académico que contestará a mi discurso, y contribuir a la base de datos que se está realizando en la Academia, que tiene ya 400 millones de entradas. Pienso invitar a psicólogos y psiquiatras de España y Latinoamérica a que me transmitan ese tipo de locuciones de profunda raigambre popular que se oyen en las consultas. Con todo ello redactaré una ficha para pasarla al banco de datos.

–Un proyecto apasionante, supongo.

–Sí, apasionante porque la Real Academia es una institución muy eficaz y que desde hace bastantes años está muy modernizada. Hoy hay entre los académicos eminentes lingüistas, filólogos, gramáticos, helenistas, latinistas, escritores... Es un grupo del cual pienso aprender mucho.

–Entre las palabras que desde su punto de vista necesitan una urgente revisión, ¿cuáles destaca?

–Términos muy usuales como delirio, alucinación, reflexión, reflexionar, locura, percepción, éxtasis... Es un listado inacabable.

–¿Cuáles son las ideas que vertebran su discurso de ingreso?

–El discurso se llama Reflexión, reflexionar, reflexivo. Trato de estudiar el proceso mediante el cual los seres humanos reflexionamos sobre nuestras actuaciones, tanto sobre las pasadas como sobre las futuras. Hay una reflexión anticipada, una retrospectiva y otra que se hace sobre la marcha. Cuando uno habla, al mismo tiempo reflexiona sobre lo que está diciendo, piensa si lo está haciendo bien o mal, y si lo está haciendo mal rectifica. Indago en este proceso. Al mismo tiempo, desde mi condición de psiquiatra trato de hacer ver cómo las deficiencias en este proceso de reflexión tienen graves consecuencias. Esto se observa en procesos psicopatólogicos como el del delirante o el del suspicaz;  son sujetos que no pueden obtener una reflexión limpia. Sus reflexiones les llevan al error.

–¿Conocía personalmente a Lázaro Carreter?

–Sí, desde hace años. Ha sido un gran trabajador, un gran filólogo, un profundo conocedor de la  historia de la literatura española. Sus libros de texto han dejado una gran impronta. Destacan también sus ediciones del Lazarillo de Tormes, El Buscón de Quevedo... Ha realizado una labor enorme. Algunos de los académicos actuales han sido discípulos de él.

–¿Cuál considera que ha sido la etapa más intensa, más compleja, más rica en experiencias de su vida?

–Es difícil... Cada etapa ha tenido su peculiaridad. Incluso el franquismo, incluso la Guerra Civil, con todo lo que tiene de terrorífica y de dolorosa, desde el punto de vista experiencial fue riquísima. Cada periodo es distinto.

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