Cultura

Los cipreses creen en John Cage

  • El artista Jesús Palomino realiza una intervención sonora en la huerta del CAAC que podrá admirarse los dos próximos sábados y donde confronta la calma del recinto con el bullicio de la Sevilla moderna l Jesús Palomino. CAAC. Sábados 30 de mayo y 6 de junio. De 11:00 a 19:00.

Jesús Palomino (Sevilla, 1969), flamante premio Iniciarte 2007, debuta en el campo de la instalación sonora -aunque su interés por el sonido viene de lejos, como se apreció en las emisiones radiofónicas que presentó en la última Biacs- con una propuesta creada expresamente para el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). Este sábado y también el siguiente, 6 de junio, invitará al público a reflexionar sobre la cada vez más ruidosa y alocada urbe en que vivimos con su obra 20 altavoces reproduciendo el sonido del lugar. Entre cipreses y acequias del antiguo monasterio, Palomino situará una serie de altavoces que, conformando una línea de 100 metros, invitará al paseante a comparar los sonidos grabados de la huerta con los que en ese momento se produzcan en ella. Pájaros, helicópteros, algún avión, el tráfico intenso de la isla de la Cartuja, el viento... son los principales protagonistas de su grabación de campo, que realizó durante ocho horas en ese mismo espacio el pasado 2 de abril. "La acústica natural del lugar se superpone así a la artificial de los altavoces enfrentando al espectador a un sonido duplicado", señala el artífice del proyecto, que bromea acerca de la actitud de los pájaros -"estaban muy cantarines al principio de la primavera"- y de la fascinación estética que ejercen sobre los artistas a los que el CAAC ha encargado obras ex profeso (la anterior fue la serie fotográfica El sueño del ornitólogo II de Juan del Junco).

"Decidí cómo sería mi primera exposición individual en este museo casi por eliminación. No quería hacer nada en las salas convencionales y la huerta, menos visitada que el paseo del ombú, me brindó la excusa perfecta para plantear ciertas reflexiones", explica Palomino, que suele trabajar con la galería madrileña Helga de Alvear.

"Ésta es una propuesta de bajo impacto y producción barata en la que el sonido permite conectar este vergel inalterado con una de las zonas de máxima actividad de la Sevilla moderna. Lo cual tiene muchas implicaciones y deja un gran protagonismo al oyente y contemplador de la propuesta", añade.

Más conocido por sus instalaciones tridimensionales -donde combina luz, vídeo y fotografía- Palomino asegura creer, como artista, "en la disciplina del interés y de la curiosidad, que me ha llevado a estudiar en sitios muy diversos, como Cuenca, Barcelona, Rotterdam y Nueva York; y también a admirar a mucha gente que no tiene que ver con mi disciplina". Inquietud que le ha hecho disfrutar "muchísimo" con los escritos del compositor John Cage, "de extraordinaria calidad estética y literaria, donde nos plantea su visión ética del arte". Unas lecturas que le brindaron muchas pistas sobre posibles usos del sonido y alentaron esta propuesta.

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