Cultura

Una visita necesariaque debería repetirse

IV Ciclo de conciertos de intercambio entre orquestas. Programa: Sinfonía nº 8 en Sol mayor, op. 88, de A. Dvorák; 'Redes', Suite para orquesta, de S. Revueltas; Danzas del ballet 'Estancia', de A. Ginastera. Director: Manuel Hernández Silva. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Viernes, 13 de noviembre. Aforo: Algo menos de dos tercios.

Parece mentira, pero han tenido que pasar muchos años, tantos que ni los recuerdo, para que fuera posible escuchar en el Maestranza a la Orquesta de Córdoba en un programa puramente sinfónico. La útima vez que compareció por este escenario, si mal no recuerdo, fue para un programa de música cinematográfica en aquellos momentos de crisis de desencuentro de la orquesta con su entonces directora titular, lo que, unido a la irregular calidad de la música entonces programada, no dio cumplida cuenta de la calidad que la agrupación cordobesa atesora.

"Tan lejos y en la mano", en palabras del poeta Jacobo Cortines que aquí le tomo prestadas. Tan cercana y tan huidiza, la Orquesta de Córdoba viene por fin al abono de su vecina sevillana en un momento de especial calidad artística. Hernández Silva, con su sangre caribeña y su rigor musical centroeuropeo, ha relanzado de forma espectacular a la orquesta y la ha convertido en un instrumento compacto, conjuntado, homogéneo en cuestiones de articulación y fraseo, preciso hasta el milímetro en su respuesta y de una flexibilidad asombrosa.

Hernández Silva planteó la sinfonía de Dvorák desde la incisividad rítmica, con marcados acentos en los tiempos fuertes y con un sentido muy depurado del sonido, sin caer por ello en el hueco preciosismo sonoro. Destáquese la calidad de los violonchelos desde su frase inicial.

Si ya lo era con Leo Brower, el conjunto es en la actualidad una de las orquestas con mejor sentido del ritmo de España y ello la hace intérprete ideal para la música iberoamericana. En Redes, de Silvestre Revueltas, hay que descubrirse ante la perfección de lo ataques en pianissimo de los metales, trompetas y trombones especialmente. Aquí, como en Estancia, de Ginastera, orquesta y batuta brillaron por su flexibilidad rítmica y su gusto y precisión en las regulaciones.

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